Martha Pacheco llegó al Museo del Agua (Yaku) a las 09:15 de ayer. La acompañaron sus dos nietas: Doménica, de 8 años, y Steffy, de 6. La quiteña de 52 años visitó por quinta vez el lugar y sabía que ayer se celebraba el Día Mundial del Agua.
“Enseño a mis nietas a no desperdiciar el agua en la casa y a valorarla, porque algún día se puede acabar”, refirió la mujer de cabello ondulado.
Desde las 10:30 llegaron más personas a visitar el Yaku, pero la mayoría de ellas no sabía qué se celebraba en el lugar. Allí se presentó la charla Sensibilización y valor económico del agua y su impacto en el desarrollo sostenible.
Esta fue presentada por el especialista en estudios ambientales Pablo Suárez, gerente de GIA en Soluciones Ambientales Totales.
Cerca de 80 visitantes presenciaron la conferencia, entre ellos Gonzalo Ortiz, alcalde (e) de Quito y Fausto Alarcón, encargado del Proyecto de adaptación al cambio climático del Ministerio del Ambiente.
“Vivimos en un país privilegiado porque vivimos en una zona húmeda tropical, pero si no lo cuidamos va a dejar de serlo”, enfatizó Ortiz y felicitó a los egresados de la Universidad Earth de Costa Rica, por su colaboración en la elaboración del festejo.
Al escuchar la charla informativa, Belén Riera admitió que no cuida adecuadamente el agua en casa. “A veces uno no se da cuenta de que desperdicia mucho líquido al bañarse, al lavar los platos o los dientes. Creo que todos debemos ser más conscientes”, señaló la joven, quien llegó con sus padres y hermanos por primera vez al museo, ubicado en el barrio El Placer.
Después de la explicación teórica, vino la parte lúdica con la Compañía Nacional de Danza. Allí 12 bailarines presentaron la obra ‘El agua y la memoria’.
Vestidos de blanco, los danzantes se paseaban por las piletas y recogían el líquido en baldes. Con sus movimientos corporales los jóvenes buscaban representar cuál era la relación de los misterios, el amor, la muerte y la lluvia con el líquido vital.
Música, color y movimiento se observaron en la obra coreográfica que fue aplaudida de forma unánime por todos los presentes.
Los pequeños que visitaron Yaku sí tenían conocimiento de la celebración mundial. Nicole Tiscama, de 12 años, junto a su tía y hermana, admiraron las vertientes y las plantas que rodeaban las instalaciones. “En el colegio nos enseñan a valorar este recurso natural, porque si no lo cuidamos podría desaparecer en su totalidad”.
A pesar de que Rodolfo Olmedo, de 30 años, se enteró de los festejos al llegar al museo, refirió que es un fiel guardían del líquido vital. “Desde chiquitos mi mamá nos enseñó a mí y a mis hermanos a no desperdiciar el agua”.
Con él coincide Cecilia Tobar. La mujer de cabello castaño señala que dentro de su hogar cuida el líquido al lavar la ropa y los platos. “Yo siempre utilizo un vaso de agua al lavarme los dientes para evitar que se desperdicie el líquido”. Ella le enseña lo mismo a su pequeño sobrino Julián.
Decenas de personas hacían filas para entrar a las charlas que estaba disponible hasta las 17:30. La entrada costó USD 2 para adultos y USD 1 para niños.
|
|
|