Caños sobre la vereda que impiden el paso peatonal, escombros y residuos desparramados en una zanja que cuando llueve se inunda y olores desagradables por la acumulación de basura orgánica de los restaurantes forman parte de un escenario problemático para los vecinos de Las En la calle Arguibel, entre Báez y Arce, hace casi un mes que el gobierno porteño detuvo una obra hidráulica que en el futuro evitaría el anegamiento en los días de lluvia.
Este emprendimiento, que comenzó durante los primeros días de febrero, consistió en la apertura de una zanja para colocar caños pluviales más amplios, pero dos semanas después la obra se detuvo. ¿Qué pasó? Según el gobierno porteño, el equipo de trabajo constató que el tramo por donde irían los caños pluviales es atravesado también por conductos pertenecientes a Metrogas, y para continuar los trabajos se deben realizar distintas reformas.
"Estas reformas consisten en modificar los circuitos del gas y, luego sí, continuar con la colocación de los pluviales. Pero la obra no está parada. Lo que ocurre es que, hasta que la empresa Metrogas no haga estas reformas no podemos avanzar", dijo a LA NACION Sergio Agostinelli, subsecretario de Ingeniería y Obras Públicas de la ciudad.
El funcionario afirmó que "en los próximos días se resolvería la situación, ya que hoy (por ayer) inspectores de Metrogas estuvieron en la zona y se continuaría con una obra que traerá muchos beneficios a los vecinos de Las Cañitas".
Fuentes de Metrogas, en cambio, indicaron que la empresa que lleva adelante esa obra -en otras palabras, el gobierno porteño- debe proveer y colocar los nuevos conductos de gas, y hasta que eso no se realice no puede llevar adelante esa conexión. "Nosotros estamos a la espera de que eso suceda para poder actuar", dijo un vocero de la empresa.
Los vecinos y comerciantes de la zona están molestos por las incomodidades que causa la obra paralizada, con decenas de caños apilados en la vereda de viviendas residenciales y negocios. Hay problemas con el tránsito por el achicamiento de la calzada, residuos acumulados porque los recolectores de basura no ingresan en la cuadra, cada vez que llueve la calle se convierte en un lodazal y los comercios se han perjudicado por la caída abrupta de clientes.
Incluso, en la Legislatura porteña se presentó un pedido de informes para conocer si la obra en cuestión está en debida regla.
Un improvisado volquete
La zanja que el gobierno porteño abrió y dejó abandonada hace semanas en Las Cañitas no sólo se está convirtiendo en un basural. El ingenio popular le encontró otro uso: ayer, desde una obra en construcción de Arguibel al 2800 volcaron en ella escombros de la demolición. |
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