Un taller organizado por la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) sobre la cuenca del río Santa Lucía constató que la mayoría de los tambos de San José y Canelones contaminan ese caudal fluvial.
La preocupación del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (Mvotma) radica en que en San José se encuentra el acuífero Raigón, una de las principales reservas de agua del país. Además, el agua del río Santa Lucía es utilizada por la OSE para suministrar a Montevideo y otras ciudades cercanas tras potabilizarla en la Usina de Aguas Corrientes.
El martes 10, la Dinama organizó el seminario sobre "Fuentes Difusas de contaminación al ambiente acuático y sus consecuencias. Caso de estudio: Cuenca del Río Santa Lucía".
Las fuentes difusas de contaminación son aquellas que son difíciles de identificar y causan degradación crónica de la calidad de las aguas. Cuando llueve o se riega, el agua escurre sobre la superficie del terreno o infiltra al suelo, movilizando de esta manera los contaminantes y transfiriéndolos al agua subterránea, ríos, lagos y aguas costeras.
Uno de las ponencias presentadas el martes 10 en el taller en la Dirección General de Servicios Ganaderos del Ministerio de Ganadería fue el resultado de un convenio firmando entre la Dinama y Conaprole para evaluar los sistemas de efluentes de los tambos en Uruguay.
Los técnicos estudiaron tambos pequeños (22 vacas) y medianos (338 animales) y el consumo de agua por día de cada establecimiento.
Según la investigación, el 78% de los tambos relevados efectúan la disposición final de sus líquidos mediante infiltración en el terreno. El agua escurre por un desnivel y se filtra al suelo. El 11% de los tambos derivan sus desperdicios líquidos a un curso de agua; un ocho por ciento usan el sistema de fertiriego (decantan el agua y la usan para riego) y un tres por ciento utilizan el régimen de ciclo cerrado. Estos no generan contaminación alguna.
DUREZA. Las conclusiones de los investigaciones son sorprendentes. Aquellos establecimientos que vierten a los cursos de agua superan en cuatro veces el standard autorizado y, por ende, generan una elevada contaminación de esos cauces. En el caso de los establecimientos lecheros con infiltración al terreno, también se observaron vertidos de sólidos muy por encima de los permitidos, señala el documento.
La gestión deficitaria de residuos sólidos y líquidos puede generar olores, propagación de enfermedades por microorganismos presentes en los residuos, contaminación de aguas por falta de oxígeno y degradación de suelos como consecuencia de escurrimientos no controlados o encharcamiento de zonas bajas. El trabajo de investigación señala que, por ejemplo, los desperdicios sólidos de los tambos son arrastrados por la acción del viento y luego estos son depositados en los ríos, lagos y aguas costeras. Por ello, los técnicos del Mvotma pretenden presentar a los productores una serie de opciones para el tratamiento de los efluentes de establecimientos lecheros en el país. Además, elaborarán un manual técnico en lenguaje accesible para su uso por parte de los productores.
CAMBIOS. En el taller de la Dinama, los técnicos plantearon que la minimización de los impactos negativos causados por los emprendimientos lecheros no implican inversiones significativas.
Sin embargo, advirtieron que los cambios debían instrumentarse en forma rápida antes de que el impacto ambiental fuera mayor. En muchos de los tambos visitados por los especialistas y que cuentan con planta de tratamiento de deshechos, "no se ha logrado aún un manejo satisfactorio de los efluentes generados (por los animales), así como de los sólidos orgánicos (estiércol)".
También señalaron que las situaciones más urgentes y que necesitan realizar modificaciones en su gestión actual suceden en aquellos establecimientos de mayor porte que se encuentran en zonas donde "las aguas subterráneas son particularmente vulnerables".
Colonia 33 Orientales
Tamberos de "Colonia 33 Orientales" (Florida) también enfrentaron problemas de contaminación en sus tambos. Se trató de un efecto de la sequía que elevó la concentración de algas y coliformes fecales en los pozos y agrietó la tierra permitiendo que los restos de los animales llegaran a la capa freática, según informaron a El País técnicos del Ministerio de Ganadería.
Otro problema que enfrentan los tamberos es que muchos de ellos tienen sus pozos semisurgentes al costado del tambo. Ello provoca que los desperdicios generados por la producción del establecimiento se filtren a través de la napa freática y terminen en el pozo.
Por su parte, el gerente de Conaprole, Enrique Malcuori señaló que la seca extendió el problema de la contaminación a tambos ubicados en todo el departamento floridense y a la zona Norte de San José.
Para mejorar la potabilidad del agua de sus pozos, los tamberos de "Colonia 33 Orientales" le echaban pastillas de cloro para purificarlos. Luego el agua puede ser consumida o utilizada para lavar los tambos.
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