Mientras se diseña un plan integral de aprovechamiento racional del recurso agua, se incorpora a la discusión una evidencia: para abordar integralmente el tema es probable que haya que cambiar algo de la normativa vigente.
Llegar con riego artificial a lo largo y ancho de toda la provincia obligaría a sostener durante una década políticas de inversión continua. Pero la idea es dar el paso inicial en este año. “Empezamos por el del norte, con un sistema de acueductos para riego superficial con toma de agua del río Paraná y cuenta con financiamiento del Prosap para esta primera etapa, pero también está en carpeta otra que toma agua del Perilago de Salto Grande”, le explicó a EL DIARIO el secretario de Planeamiento e Infraestructura, Guillermo Federik, antes de considerar que se avanzó con la definición de la traza de dos acueductos: uno de ellos será a cielo abierto y proveerá del agua del río Paraná a la zona arrocera del norte entrerriano. Palabras más, palabras menos, el funcionario sostuvo que “se trata de obras de riego destinadas a alrededor de 30.000 hectáreas en áreas actualmente cultivadas o desmontadas”, que “se garantiza no incorporar ningún sector del bosque nativo al proyecto” y que “se verá beneficiada una importante cantidad de productores, básicamente pequeños y medianos, que se están dedicando a este cultivo”.
En cuanto al segundo acueducto, Federik sostuvo que “en alrededor de 20 días estará sistematizada la información técnica de acuerdo a los lineamientos del Prosap, para estar licitando el 7 de mayo un sistema que abarca 1.500 hectáreas de riego por aspersión para los productores citrícolas de la zona del Perilago de Salto Grande”. Con este método el agua se aplica al suelo en forma de lluvia utilizando unos dispositivos de emisión de agua, denominados aspersores, que generan un chorro de agua pulverizada en gotas. El agua sale por los aspersores dotada de presión y llega hasta ellos a través de una red de tuberías cuya complejidad y longitud depende de la dimensión y la configuración de la parcela a regar. La aspiración es que estos ejemplos se multipliquen, aquí y allá.
QUÉ HACEMOS. Ante una consulta, el funcionario refirió que, desde su punto de vista, “se puede hacer un uso y un aprovechamiento mucho más racional, tanto en los períodos de crecida de los ríos mayores –que son los que provocan las inundaciones cuando desbordan—como en los ciclos de poca lluvia o sequía, que parece ser la característica de la actual etapa”. El reporteado compartió que, justamente por eso, “al comienzo de la gestión nos propusimos tener un plan maestro del recurso agua, que lo estamos elaborando con el financiamiento de la Unidad de Preinversión del Ministerio de Economía”. Dentro de ese esquema, aparecen los acueductos de riego con finalidades productivas. “El plan va a marcar qué obras pequeñas y medianas se necesitan encarar en los cursos de agua para hacer un uso racional, sea para turismo, para consumo humano, para la salud y el ocio, para la producción, para defensa urbana o social o para el desarrollo náutico”, indicó.
En paralelo, con financiamiento del gobierno español, se está desarrollando el estudio integral de la cuenca del río Gualeguay, junto al Consejo Hídrico Nacional y el Consejo Interministerial de Obras Públicas. “Este relevamiento nos va a permitir no sólo saber cuál es el régimen y las previsiones que deben tomarse en función de los comportamientos habituales, cíclicos, sino de qué modo sus afluentes y su curso principal pueden ser útiles al desarrollo del centro entrerriano”, declaró, al hacer notar que los ríos Uruguay y Paraná tienen mayores caudales, pero a diferencia del Gualeguay, se trata de cuencas compartidas. Esto que parece un detalle menor resulta ser gravitante, toda vez que somos los dueños absolutos del Gualeguay en tanto recurso, mientras con los otros dos ríos grandes debemos acordar con otras jurisdicciones y compartir el paquete de obras que se decidiera hacer en ellos. En la perspectiva de Federik, desarrollar el centro provincial en el sentido que tiene la traza del río Gualeguay ayudaría a superar la histórica dicotomía entrerriana entre las costas del Paraná y el Uruguay. “Estaríamos generando racionalidad y equilibrio al desarrollo provincial”, postula.
RÍOS Y ARROYOS. “¿Los proyectos contemplan algunos endicamientos?”, consultó esta Hoja. “Sí, probablemente haya que hacer una modificación al marco regulatorio que hoy tenemos en Entre Ríos, concretamente la ley de aguas: entendemos que pequeños endicamientos, vinculados a un estudio integral que esclarezca todo lo referido a una evaluación del impacto sobre el terreno que producirá el endicamiento como el comportamiento hídrico del sistema que conforman, no sólo son factibles sino convenientes”, respondió Federik.
Se le hizo ver al entrevistado que estaba rozando asuntos de alta sensibilidad social. Entonces, el funcionario subrayó que “si en la actual sequía hubiéramos tenido al menos un sistema de estos en marcha, hubiéramos paliado el problema en gran medida”. Y, para que no queden dudas, agregó que “no acordamos con endicar ríos en cualquier lado y por cualquier fin”. En ese sentido, aportó que “los que estamos imaginando son endicamientos pequeños, controlados, integrados a una cuenca con un comité que las regula, con una evaluación del impacto perfectamente desarrollada, con ventajas y mitigación de algunos aspectos nocivos si los hubiera”. Volvió entonces sobre los aspectos normativos. “De manera que si hay una legislación que hoy lo impide, deberá ser modificada en beneficio de la racionalidad”. EL DIARIO repreguntó. “Obviamente, los grandes endicamientos o represas vinculadas a la generación de energía eléctrica están muy alejados de la voluntad del gobierno provincial en particular y, por si fuera poco, se trata de una infraestructura a la que en el mundo ya no se vuelve”, graficó.
Entonces, comentó que “a la garantía de que no queremos grandes endicamientos que cambien sustancialmente el ecosistema la damos al incorporar en el plan maestro de que el aprovechamiento eventual esté sujeto a la evaluación sobre el impacto”. El funcionario mencionó que, en cambio, está pensando en “algunos casos serán conductos, en otros serán canales a cielo abierto, endicamientos naturales y redes subsidiarias, cada cual diseñada en base a las particularidades”.
Para destacar
CRONOGRAMA. La obra de los acueductos del Feliciano quedó incluida en la parte segunda del acta de Reparación Histórica. El gobierno provincial trabaja con la idea de que en los próximos días esté listo el proyecto ejecutivo. Federik cree que a mitad de año podría disponerse de los 200 millones de pesos que se invertirán inicialmente.
PLURIANUAL. La intención gubernamental es empezar con obras este año, pero se trata de un sistema que desarrollado en toda su extensión demandará inversiones sostenidas por lo menos a lo largo de una década.
INTEGRAL. El sistema contempla, además de la toma del agua, el sistema de elevación por bombeo, el transporte a través de un acueducto que puede ser cielo abierto o cerrado en algunos tramos y la red subsidiaria que va desde la troncal hacia las distintas áreas provinciales.
¿Qué dice la Constitución sobre el recurso agua?
En su artículo 84, la Constitución de Entre Ríos, recientemente jurada, establece que un ente diseñará y aplicará una política ambiental en base a procesos de “evaluación ambiental estratégica; un plan de gestión estratégico; el estudio y evaluación de impacto ambiental y acumulativo; el ordenamiento ambiental territorial; los indicadores de sustentabilidad; el libre acceso a la información; la participación ciudadana en los procesos de toma de decisiones que afecten derechos y la educación ambiental, atendiendo principalmente a las culturas locales”.
En tanto, el artículo 85 declara que “los recursos naturales existentes en el territorio provincial corresponden al dominio originario del Estado entrerriano, que ejerce el control y potestad para su aprovechamiento, preservación, conservación y defensa. Las leyes que establezcan su disposición deben asegurar su uso racional y sustentable y atender las necesidades locales”.
En el caso del agua, lo define como un “recurso natural, colectivo y esencial para el desarrollo integral de las personas y la perdurabilidad de los ecosistemas”, antes de establecer que “la Provincia concertará con las restantes jurisdicciones el uso y aprovechamiento de las cuencas hídricas comunes” y “tendrá a su cargo la gestión y uso sustentable de las mismas, y de los sistemas de humedales, que se declaran libres de construcción de obras de infraestructura a gran escala que puedan interrumpir o degradar la libertad de sus aguas y el desarrollo natural de sus ecosistemas asociados”.
Va más allá, incluso. “El Estado asegura la gestión sustentable y la preservación de los montes nativos, de las selvas ribereñas y de las especies autóctonas, fomentando actividades que salvaguarden la estabilidad ecológica”.
Foto: Archivo Programa Infoagua
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