Informó la Fundación Proteger, miembro de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, que Brasil construiría una nueva represa sobre el río Iguazú afectando no sólo el caudal de este río sino toda su biodiversidad y por consiguiente la del Paraná y del Uruguay en toda su extensión. Con la contienda entre Argentina y el vecino Uruguay aún abierta por la instalación de una fábrica de celulosa en una zona limítrofe, se abre otro frente internacional de conflictos ambientales ante el proyecto brasileño de instalar una represa en el norteño río Iguazú, aguas arriba de las famosas cataratas. "Ojalá podamos crear un movimiento para impedir esta nueva represa", dijo el diputado argentino Timoteo Llera, ex intendente de la ciudad de Puerto Iguazú y autor del pedido de informes a la cancillería sobre esa obra brasileña que se levantaría 90 kilómetros al norte de las majestuosos saltos, compartidos por los dos países. "Brasil manipula el río Iguazú como quiere, alterando bruscamente el flujo de agua en cuestión de horas, pero las Cataratas del Iguazú son patrimonio de la humanidad desde 1984 y si se quedan sin agua puede darse un conflicto internacional delicado", advirtió el legislador que ha convocado a empresarios turísticos de ambos países. La presa, que se sumaría a las otras ya existentes en el mismo río, "va a impactar en el volumen de agua en los saltos y en la biodiversidad de la costa", opinó Llera. "Necesitamos un acuerdo de uso recíproco de los recursos compartidos porque esta región vive del turismo a las cataratas en Argentina y en Brasil", añadió.
La construcción de la represa, que se llamaría Baixo Iguaçu o Capanema, fue adjudicada en octubre de 2008 por la Agencia Nacional de Energía Eléctrica de Brasil a la empresa Neoenergía. Generará 350 megavatios de electricidad y será la sexta sobre el Iguazú, después de Foz do Areia, Salto Segredo, Salto Santiago, Salto Osorio y Salto Caxias. "Cada vez que en Brasil abren o cierran las compuertas, baja o sube el nivel del agua en las cataratas, y eso afecta la biodiversidad en las costas que requieren de un ambiente húmedo constante", dijo el responsable del Parque Nacional Iguazú, Daniel Costras. Según Costras, la abundancia o baja de agua en los saltos estuvo históricamente relacionada con el régimen de lluvias. Pero entonces los períodos estaban bien delimitados. En octubre, caían 2.500 metros cúbicos de agua por segundo, y en abril se pasaba a unos 1.320 metros cúbicos por segundo.
Ahora los cambios son bruscos, advirtió.
"En un día, el agua puede subir o bajar medio metro en la costa", ejemplificó. Costras transmitió su inquietud a la Administración de Parques Nacionales, y esta al Ministerio de Relaciones Exteriores, que ya había recibido un pedido de informes del Congreso legislativo.
Es de esperar que los representantes del Gobierno argentino se ocupen prontamente de este tema ya que de construirse esta represa será un flagelo más para los castigados ríos Paraná y Uruguay.
|
|
|