La Asociación Rural del Uruguay le encomendó a una consultora privada un trabajo para medir el impacto económico de la sequía en el agro. Mientras tanto, en algunas zonas del Norte sigue muriendo ganado y empezó la cuereada.
En un mes estará listo el informe de la consultora privada, encomendado por la Junta Directiva de la Asociación Rural del Uruguay, para medir las pérdidas económicas ocasionadas por la pasada sequía en el sector agropecuario.
El presidente de la Asociación Rural del Uruguay, Manuel Lussich, explicó que la gremial busca tener una evaluación de cuánto perdió el país con el fenómeno climático y cuestionó la evaluación oficial del gobierno, donde se señaló que el campo uruguayo perdió US$ 450 millones. "Lo que hizo el Ministerio fue sacar cuentas de cuánto menos se comercializó por culpa de la sequía, pero es sólo una parte de las pérdidas".
Según su visión, los US$ 450 millones sólo representan una parte de las pérdidas, porque "también hay que tener en cuenta la mortandad de ganado y la que se puede dar en el próximo invierno".
Lussich dijo que la pérdida más importante es "la baja producción de terneros que tendrá el país este año. Eso es irrecuperable por más que se hagan entores de otoño o de invierno. Los kilos que perdieron los ganados durante la sequía tampoco se recuperan, por más que después mejore su condición corporal". En algunos rubros como la agricultura y la lechería, los daños del fenómeno climático se ven más rápidamente, pero en el sector ganado hay daños que se verán a más corto plazo. En el caso de los terneros faltantes, serán novillos que no habrá para faenar, exportar y dedicar al abasto de carne dentro de 2 años.
El titular de la ARU también estimó que el informe encomendado a la consultora privada -cuyo nombre no quiso revelar-, también debería incluir "cuánto perdió el ganadero por la caída de los precios de la carne en el mercado mundial y su directa repercusión sobre los precios de las haciendas en lo local".
Según aseguró, "tenemos bastante claro que, en lo interno, hubo una baja mayor en el precio del ganado -en parte debido a la sequía que aumentó la oferta- de la que realmente tendría que haberse reflejado. El productor perdió poder negociador frente a los frigoríficos cuando hubo que sacar ganado al mercado para poder alivianar la carga ganadera en los campos afectados por la seca", dijo.
SECUELAS. Mientras tanto, Danilo Bartaburu, director de la Regional Norte del Instituto Plan Agropecuario (IPA), sin ánimo de causar alarma, sostuvo que "la situación está muy fea para los pequeños productores que trabajan con cargas ganaderas muy altas".
Bartaburu explicó que los campos de Paysandú, Salto y Artigas, "se encuentran totalmente secos, la crisis forrajera es grave y ya se están realizando acciones de concientización entre los productores, para que se adopten medidas en forma urgente".
El técnico aseguró que desde hace más de un mes, hay zonas en esos departamentos donde "se está cuereando ganado. Tomando como eje la ruta 31, al sur de la misma, la situación es crítica y también en una franja de unos 30 kilómetros hacia el norte".
Según la visión del experto del IPA, "si esta situación se hubiera dado en octubre todo sería diferente, porque estaría por delante la primavera y habría posibilidades de que los campos se recuperaran". Contrariamente, al entrar al otoño, cuando comiencen las heladas, la pérdida de forraje se agudizará mucho más.
Bartaburu aseguró que el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca está muy preocupado por la situación y que está marcando presencia fuerte. La semana pasada -según contó- la cúpula de la secretaría de Estado se trasladó a Carumbé, en el kilómetro 250 de la ruta 31, para ver la situación y se están implementando con rapidez todos los planes de asistencia con ración y semillas para verdeos para los productores más afectados.
A su vez, la falta de forraje en los campos, secuela que se viene arrastrando desde la pasada sequía por la falta de lluvias, genera "un aumento inmediato de la oferta de ganados para faena provenientes de las zonas más afectadas y el aumento del volumen hace bajar los precios en el mercado local".
DIFERENCIA. La gran diferencia entre los campos del Norte y los del Sur es que, hacia abajo del Río Negro se practica una ganadería extensiva, en donde se planta forraje.
En el Norte, hay otro tipo de suelos más superficiales y muchas especies forrajeras no pueden vivir. Por eso se cría y engorda ganado sobre pasturas naturales -no sobre pasturas mejoradas- que se terminan más rápidamente con la falta de lluvias y las heladas.
"Cuando comenzaron las lluvias en febrero, en 30 días se revirtió la situación en el Sur y conozco varios tamberos que pasaron de no tener nada de comida a observar, en tan sólo 40 días, que el pasto les pasara por arriba", explicó el director de la Regional Norte del Plan Agropecuario. Las heladas que marcan el comienzo del invierno, agudizarán la falta de comida para el ganado.
Terneros livianos y lactancia invernal
Después de la sequía, la pregunta más recurrente de los productores es si se debe entorar o no en el otoño, los ganados fallados en la primavera. Según Graciela Quintans, experta en reproducción animal del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), la mayor restricción detectada en las investigaciones es la lactancia en invierno sobre el campo natural, porque, en ese caso, "sí genera terneros más livianos", dijo a El País.
Hasta el momento ha sido la restricción más alta que mostraron las investigaciones realizadas en el país, explicó la experta. La lactancia en invierno tiene algunos riesgos a tener en cuenta, advirtió Quintans.
Por otra parte, la investigadora adelantó que el próximo 30 de junio, se realizará una Jornada Taller en la que se divulgarán los porcentajes de preñez correspondiente a los servicios del 2009, tomando como eje los diagnósticos realizados por veterinarios referentes que trabajan con ganados de carne.
Se espera que el relevamiento arroje resultados muy por debajo de los de la zafra pasada, como consecuencia de la sequía.
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