Aunque los escurrimientos conocido como Río Nuevo se deben a factores naturales que no pueden ser modificados por la mano del hombre, el geólogo Osvaldo Barbeito destacó que el fenómeno hídrico, es “positivo si se aprovecha ese recurso, la disponibilidad de agua es positiva”. El especialista ofreció hoy en el Centro Ganadero de Villa Mercedes dirigidas a los productores para explicar el afloramiento decenas de vertientes tajean una superficie aproximada de 200 mil hectáreas en la denominada Cuenca del Morro.
“Hay una red fluvial vieja que se está volviendo a activar, una cañada que se había truncado por efecto del viento, una cañada histórica que data de 1962 fue tapada por material eólico y se reactivó. Se formaron lagunas que se interconectaron donde el agua escurrió formando túneles y se infiltra. Este es el principal formador de arroyos nuevos. El agua empezó a salir de los túneles, son procesos fluviales característicos de la formación de un río. Ahora el nivel freático alimenta al río y no el río a las napas”, explicó el geólogo.
Con respecto a las posibles obras que se podrían llevar adelante en la zona, Barbeito aconsejó respetar el sistema natural: “Para planificar obras hay que tener cuidado, hacer micro embalses que frenen en forma escalonada el agua. En las zonas bajo anegamiento la única forma es la canalización pero respetando el ambiente natural, no generar cambios. Los productores no pueden tomar acciones puntuales”, sostuvo el especialista.
Barbeito estuvo acompañado por otros dos geólogos y un químico del Instituto Nacional del Agua que iniciaron en mayo del 2008 un trabajo en busca de determinar qué desencadenó este fenómeno natural. |
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