Esta sustancia se encuentra en altas dosis en las napas de agua de Córdoba. El hidroarsenicismo crónico regional endémico (Hacre) es la patología de los que ingieren agua contaminada con arsénico.
En Argentina, se calcula que hay cuatro millones de personas que consumen agua contaminada con este semimetal. El Hacre trae problemas dérmicos que pueden transformarse en cáncer de piel. También problemas hepáticos, renales y neurológicos.
"El arsénico tiene muchos efectos tóxicos, uno de ellos es el envejecimiento de las células por oxidación, lo que puede derivar en cáncer. Nosotros descubrimos en cultivos in vitro que el té de jarilla detiene la oxidación provocada", explica Bongiovanni, quien ahora trabaja en la Universidad Nacional de Comahue (Neuquén).
La bioquímica aclara que es un trabajo de investigación básica y que la jarilla sería efectiva sólo para prevenir uno de los efectos del Hacre. "Todavía no podemos hablar de una terapia curativa", alerta.
Para determinar el efecto antioxidante, probaron el té en células expuestas al arsénico y en células sin arsénico. En el primer caso, se detuvo el proceso de oxidación y en el segundo el té no produjo nada, con la cual también descartaron posibles efectos tóxicos colaterales.
"Hemos probado otras plantas nativas con buenos resultados, aunque todavía son preliminares", asegura.
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