Nuevamente se ha iniciado en Buenos Aires una campaña en el Poder Legislativo tendiente a ponerle trabas al promisorio desarrollo que muestra la industria minera tanto en San Juan como en otras provincias norteñas. El pretexto invocado, una vez más, es el de la bastante meneada protección de los glaciares cordilleranos, formaciones que sin lugar a dudas se encuentran seriamente afectadas por el calentamiento que está ocurriendo en nuestro planeta, un proceso que según teorías seria natural e irreversible por estar relacionado con oscilaciones del eje terrestre.
Meses atrás, y según mentas populares, el gobernador de San Juan, ing. José Luis Gioja logró que la Presidente de la Nación vetara una Ley del Congreso que declaraba la intangibilidad de las zonas cordilleranas en donde se ubicaran glaciares y formas "periglaciares". En un programa radial, junto a colegas y amigos relacionados con el tema de los ríos y arroyos cordilleranos, expresé mi total coincidencia con la actitud del Ing. Gioja aún cuando mis simpatías políticas en nada coinciden con el Gobierno actual.
Lamentablemente, ahora vuelven a la carga como si el desarrollo económico de una región del país no importara frente a conceptos o ideas teorizantes que nada tienen que ver con la realidad de nuestra cordillera sanjuanina. En particular, cabe dejar bien establecido que la defensa de los glaciares es una posición correcta, pero que en la práctica debe ser puesta en ejecución con sumo cuidado, ya que cualquier generalización sería un golpe funesto para el desarrollo económico y social de importantes regiones del país.
No se puede generalizar el tema de los glaciares cordilleranos para todo el cordón que sirve de columna vertebral a nuestro país. No es razonable hablar de este tipo de fenómeno poniendo en la misma bolsa a la cordillera de San Juan, La Rioja o Catamarca, donde sólo quedan remanentes en avanzado proceso de desaparición, con los casos de Mendoza, Neuquén o Chubut, donde sin dudas aún existen glaciares de dimensiones importantes. Pero el proceso cambia y se agrava sustancialmente cuando se pretende hablar de "formas periglaciares", una denominación de enorme peligrosidad porque da lugar a planteos judiciales de nunca acabar tanto si fuesen iniciados con honestidad y buenas intenciones, como si se los lleva a cabo con el único fin de paralizar una región u obtener beneficios dudosos.
El término "peri" es un prefijo de origen griego que significa "alrededor", sin dar nociones de distancias ya que puede estar pegado como en el caso del "pericardio" (membrana que rodea al corazón) o a millones de kilómetros como en "perihelio" (distancia mínima al sol). De este modo y en manos de abogados hábiles se puede plantear que la Estancia de Huañizuil no puede explotarse porque tiene una posición periglacial con Agua Negra, lo mismo que Las Homilías con el Mercedario, y así otros casos.
Es lamentable que esta situación vuelva a plantearse allá en Buenos Aires, con parlamentarios que de hielo sólo conocen los cubitos que le echan al whisky, apoyados en opiniones de presuntos expertos que menean un proceso natural e irreversible y que por lo general no tienen nada que perder, con total indiferencia por el bienestar social y el desarrollo económico de importantes regiones de nuestro país. Lo más lógico y razonable sería que cada provincia elabore sus propias leyes y reglamentos, porque nada es más antinatural y está más cerca de cometer errores funestos para nuestro futuro, que representantes de la Pampa Húmeda, la Mesopotamia o la Patagonia tomen decisiones que comprometan el desarrollo económico de nuestras provincias cordilleranas.
En nuestra provincia disponemos de la capacidad técnica, tanto teórica como práctica, y el sentido común más que suficientes para saber bien qué conviene al bienestar de la población, beneficiando nuestros recursos naturales en perfecta armonía con el medio ambiente y adoptando las correspondientes e inevitables medidas de remediación que resulten más adecuadas para que las generaciones futuras continúen disfrutando de San Juan y sus recursos.
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