Toda Cali está aturdida. También asfixiada y a veces se debe cubrir la nariz por los malos olores que producen ciertos gases. También está sedienta de fuentes hídricas sin contaminación y de más agua potable. Y ni qué decir de las zonas verdes devoradas por el cemento, porque el área que le corresponde a cada habitante es insuficiente.
Un ejemplo entre todo este panorama del medio ambiente caleño: ninguno de los barrios se salva del exceso de ruido. El Dagma da una sentencia desalentadora: todos sobrepasan el límite establecido en los diversos sectores, según la resolución 0627 del 7 de abril de 2006 del Ministerio de Ambiente, Desarrollo y Vivienda Territorial.
Los más bullosos son 150 barrios en el norte, como Granada, Centenario y Versalles; en el centro, entre las carreras primera y diez con calles quinta y 15; y en el suroccidente de la ciudad, como San Fernando, Santa Isabel, Tequendama y en los alrededores de escenarios deportivos y de espectáculos, entre ellos, el estadio.
Pero los que ya están cansados son los vecinos de San Fernando y Granada por lo que funcionarios del Dagma aseguran que estos sectores encabezan las prioridades de un proyecto de controles este año. Sin embargo, veedores ciudadanos y algunos moradores de Granada cuestionan al Dagma y a la misma ley, a la que califican de permisiva. Afirman que las visitas de los inspectores no son efectivas porque cuando los infractores advierten la presencia de los funcionarios, bajan el volumen. Sólo reciben sugerencias de parte de la autoridad. Y cuando los inspectores se marchan, regresa la conmoción.
En los alrededores de hospitales, como el Universitario del Valle, HUV, donde debe reinar el silencio, el ruido supera los el máximo permitido por las normas (55 decibeles en el día) y puede llegar a 85 ó 90 decibeles. Esta situación viene agravándose durante la última década.
Al año, el Dagma recibe un promedio de 1.500 quejas por ruido, es decir, el 29% del total que debe atender con el kpoco personal del que dispone. Al inicio del 2009 se programaron tres operativos a establecimientos con procesos sancionatorios por la bulla. El primero se realizó en la galería Santa Helena, luego en la Calle 9 entre carreras 53 y 56 y el último en la Calle 13 entre carreras 6 y 10. La visita se efectuó, un año después de haberse iniciado el seguimiento a locales y almacenes, algunos con megáfono en mano y parlantes, así la norma prohiba hacerlo. Como resultado de los operativos hubo 13 sancionados en una semana.
El analista Carlos Arturo Martínez dice que esta situación podría solucionarse con decisiones y acertadas políticas públicas, porque en este caso del ruido interviene el uso del suelo que ha convertido a Granada o a San Fernando en zonas comerciales.
Un aire raro
Según el Dagma, uno de los contaminantes del aire que está en el ambiente es el material particulado, es decir, partículas sólidas o líquidas como polvo y hollín y otras producidas por la condensación de vapores. Estos contaminantes son nocivos para el hombre porque al ser aspirados pueden llegar hasta la parte baja de los pulmones.
En el 2005, la red de monitoreo del Dagma identificó máximas concentraciones diarias de material particulado en las estaciones aledañas al Éxito de La Flora, a la Calle 15 y al Polideportivo El Diamante. Sin embargo, este año Cali sigue aún sin saber con certeza qué tipo gases está respirando, porque desde agosto del 2006 las ocho estaciones de la red están sin operar, tras haber funcionando de manera intermitente desde que prendió ‘motores’ en 1999.
Cada año la operación de la red cuesta $300 millones anuales y el costo se duplica cuando se deben reparar los equipos por inactividad.
El Dagma respondió que “para llevar la contratación de la puesta en marcha de la red en forma confiable, definió contrato a finales del año 2008 la realización del diagnóstico detallado del estado actual de operatividad de las estaciones de monitoreo, los equipos de muestreo de emisiones fijas y móviles, y los muestreadores de alto volumen. El producto incluye el diagnóstico técnico y los valores requeridos para el ajuste de cada equipo, componente de cada estación”.
Mientras el Dagma ha dicho que los niveles de contaminación por material particulado están por debajo del límite fijado por el organismo internacional llamado Agencia de Protección Ambiental, el Gobierno Nacional tiene reportes de que cada día son arrojadas a la atmósfera 340 toneladas de material particulado. No obstante, en el Dagma manifiestan que Cali es menos contaminada que Medellín o Bogotá.
Aguas negras
Los siete ríos de la ciudad se mantienen ‘ahogados’ por la falta de conciencia de la población que los ha tomado de cloacas. La Alcaldía ha detectado que sólo el río Cali recibe más de 140 descargas de aguas negras a lo largo de su recorrido, desde el Oeste hasta su desembocadura en el río Cauca, la gran alcantarilla, cuya turbiedad mantiene en aprietos a las plantas de Cañaveralejo y Puerto Mallarino.
El mismo ex ministro de Ambiente, Juan Lozano, dijo en el 2008 sobre el Cauca: "Lo hemos visto destrozado por los vertimientos, por las aguas residuales, por la escombreras, pero hemos visto también la recuperación de la arborización y la construcción de un parque ecológico".
Los caudales de los ríos Lili, Cañaveralejo, Aguacatal, Meléndez corren la misma suerte. Y el Pance tiene gran parte de sus riberas invadidas, pese a que la le dice que se deben respetar los 30 metros en cada margen.
Acciones jurídicas por el ambiente
El personero de Cali, Manuel Torres afirmó que “la muerte lenta de los ríos tutelares, el aumento de habitantes en las cuencas hidrográficas, la total deforestación, la falta de control de las emisiones de aire, la ausencia de un estatuto arbóreo y de manejo paisajístico en el Masivo Integrado de Occidente, MIO, y la contaminación electromagnética son algunos ejemplos que muestran la anarquía ambiental en la ciudad”.
A su vez, la Personería inició batallas jurídicas para salvar varios valores ambientales de la ciudad.
Una de ellas por el río Pance por el cual el Tribunal Contencioso Administrativo del Valle admitió una acción popular por la extracción de material mineral de sus aguas.
A su vez, la Procuraduría Agraria y Ambiental interpuso una acción popular contra el Dagma para que la red de monitoreo de aire de Cali entre en funcionamiento de nuevo.
Árboles enfermos
Se estima que la mayoría de 3.000 árboles, entre cauchos, ficus, leucaenas, swinglias, en todas las comunas de Cali requieren tratamiento urgente. En la calle Quinta cerca de Unicentro existen árboles que necesitan mantenimiento. Hay árboles derribados, mal podados o con daños. A su vez, hay zonas verdes intervenidas a pesar de ser espacios públicos. El índice internacional de espacio público por habitante es de 15 metros cuadrados, pero cada caleño cuenta sólo con 3,6 metros cuadrados. El índice de zonas verdes por habitante es de 2,6 metros cuadrados, cuando debe ser de 9 metros cuadrados, como lo estipula la Organización Mundial de la Salud. |
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