Reiterar acerca de la importancia del agua sería redundante. Lo que hoy nos toca decir es que la administración de este maravilloso recurso, salvando excepciones, está en manos no sólo inexpertas sino ajenas al sentido con que debe manejarse la producción y distribución de este líquido esencial e imprescindible.
Como parte de un destino inevitable, este es uno de los países en el que se dice que hay mucha agua y sin embargo, gran parte de su población no tiene para satisfacer sus necesidades primarias. Esa dualidad trágica se repite, aquí en Cochabamba, con más intensidad que en otros lugares de la república. Sin necesidad de una investigación muy detallada podemos demostrar que la naturaleza, en esta materia, es pródiga con nosotros. Lamentablemente, esa abundancia es inalcanzable para amplias capas de la población. En la ciudad muchas familias apenas logran cantidades mínimas, gastando un porcentaje elevado de sus ingresos, diez o veinte bolivianos, por turril, es ciertamente, caro.
La pregunta lógica, se refiere a las causas por las que el agua que hay en la naturaleza no llegue a los hogares que viven en la periferia de la ciudad y en las provincias del departamento. La respuesta lógica obviamente, se refiere a la ineptitud o a la mala fe de los encargados de realizar las obras indispensables para proveer de esta materia prima esencial a todos, pero además a la ineptitud de quienes administran Semapa, Misicuni y otras entidades secundarias.
En general lo que falta en Bolivia no es dinero y menos recursos naturales, la principal deficiencia se da en el campo de la conducta humana. Misicuni, en cualquier lugar del mundo mínimamente inteligente sería simplemente un desastre inexplicable. El túnel ha sido hecho ya hace tiempo con una fuerte inversión, cuyos costos financieros, seguramente se están acumulando en una progresión geométrica. La construcción de la represa se posterga, en una circularidad en la que no se sabe exactamente lo que falta, claro, que como ya hemos dicho la mayor deficiencia se refiere a la inteligencia, al trabajo disciplinado, a la vocación de superar obstáculos y adversidades.
Y en lo que respecta a Semapa la historia de los últimos años es incomprensible y decepcionante. Aquí sí, esta dramática deformación de la que hemos hablado anteriormente se da con características alarmantes y ofensivas. Nos referimos a las anteriores administraciones, la que actualmente maneja esta entidad, parece honesta, inteligente y valiente, tendremos que darle nuestro apoyo para que esclarezca todos los hechos oscuros y ocultos y ponga en su lugar tanto a personas como a otros factores productivos. Podemos aceptar que se cometan errores en empresas que producen minerales, hidrocarburos, ropa y otros, pero los que están encargados del agua deben ser impecables.
Uno de los aspectos fundamentales de la revolución es el manejo eficiente de las empresas dependientes del sector público, tomar estas unidades para destruirlas por la vía de la ineptitud o de la corrupción es lo más antirrevolucionario que puede suceder. Exigimos que el Gobierno ponga a los que manejan estas empresas en la disyuntiva de cumplir sus obligaciones o de renunciar. De la cantidad de agua de la que podemos disponer depende, en última instancia, la calidad de nuestra vida. La falta de agua se puede evidenciar no sólo allá donde su uso es inmediato y directo sino en las demás acciones sociales. |
|
|