Cinco horas de lluvia elevó el caudal de los esteros y arrasó las pertenencias de unas 50 viviendas en Nueva Loja. En los recintos Santa Rosa y San Vicente, al norte de la urbe, se sintieron los estragos más fuertes.
Juan Obando, uno de los afectados de San Vicente, contó que las lluvias se iniciaron a la 01:00 con truenos, relámpagos y vientos.
Enseguida, el caudal de los esteros creció hasta cuatro metros de altura e inundó las viviendas aledañas. “En la oscuridad de la noche sentimos que el agua llegó a las camas y organizamos la evacuación”, comentó el vecino.
En este sector, la creciente del estero San Vicente no dio tiempo para evacuar la mayoría de bienes. Con la luz del día, las familias evaluaron y contaron que las aguas se llevaron cocinas, neveras, colchones, cilindros, ropa, zapatos, mesas, electrodomésticos, equipos de computo y los útiles escolares.
“Todos apuntamos a salvar a los siete niños que se encontraban en las viviendas. Las aguas se llevaron todo”, dijo Arquímedes Obando, de San Vicente.
A las pérdidas de enseres se sumaron los heridos. El afán de salvar a los menores y ancianos, Milton Pastrana, resultó con un corte en el pie izquierdo.
En Santa Rosa, el estero creció tres metros de altura y 150 metros de ancho; con ello dejó en crisis a cinco familias.
En este sector, el esfuerzo de los afectados no fue suficiente, por ello pidieron la asistencia del personal del Cuerpo de Bomberos y del Grupo de Operaciones
Especiales de la policía.
Los gendarmes colocaron cabos sobre las estructuras metálicas y los árboles para poder evacuar los enseres de las viviendas afectadas por el temporal.
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