Los alumnos, 80 en total, de nivel inicial a sexto grado, saben que en la mochila deben cargar los cuadernos, los libros de texto, los lápices, las gomas, y también una botella de dos litros de agua. Los docentes también. Una vez a la semana llega un camión del Municipio de Ceibas y llena dos tanques de fibrocemento, pero no es agua potable: los tachos no tienen tapas, y se cubren con un retazo de mediasombra.
“No saben cómo se trabaja acá”, dice el maestro, que cada día sale de su casa a las 6 de la mañana, y hace dedo en la ruta. A las 8,30 llega a la escuela, que está a 80 kilómetros de su casa, y dice buen día chicos, cómo les va, les parece si empezamos, a ver, dividamos el trabajo. Dividamos, dice el maestro: el maestro atiende dos aulas en una, otro imposible.
El maestro atiende alumnos de 5º y 6º grados; la directora, también. A ella le tocan 3º y 4º grados. “Es normal acá. Hay otras escuelas donde es peor, tienen que atender hasta tres grados juntos. Pero el problema más grave lo tenemos con la maestra que atiende 1º y 2º grados, porque tiene 36 alumnos, y así no se puede trabajar. A los de 1º hay que darles más atención, y no se puede”, cuenta.
Uno se acostumbra, dice, con cinco años sin agua potable, se naturaliza lo que va contra natura, si cabe la expresión.
Javier Pautaso, secretario general de la seccional Islas de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer), dice que lo que falla es la preocupación y el empeño de los funcionarios, que prometen más de la cuenta, y resuelven poco. “No invierten, no se hacen las perforaciones necesarias ni se equipan las escuelas con sistema de potabilización del agua”, asegura.
TODO IGUAL. En agosto de 2008 el profesor José Luis Regalado, docente de la Escuela Nº 20 de Arroyo Martínez, en el departamento Islas, alertó respecto de una situación grave: el agua que consumían entonces alumnos y docentes era agua sin tratar, tomada directamente del río, por cuanto la planta potabilizadora existente en la zona estaba sin funcionar.
Para cerciorarse de sus premociones, pidió al Instituto de Bromatología, de Gualeguaychú, que analizara unas pruebas del agua de la escuela. El diagnóstico de los técnicos no dejó lugar a dudas. “Las muestras de agua analizadas no cumplen con los requisitos bacteriológicos establecidos en el Código Alimentario Argentino», señaló el dictamen bromatológico.
Las muestras permitieron observar la presencia de escherichia coli, y se rotuló la calidad del agua como «mala».
En abril de 2009 Regalado es secretario gremial de la filial Paranacito de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer) y desde ese nuevo puesto observó que las cosas en el sur de la provincia siguen más o menos igual.
El dirigente se permitió dudar de los diagnósticos de los funcionarios –y hasta del senador departamental Eduardo Melchiori (PJ Islas)— respecto a la buena calidad del agua que se consume en las escuelas del sur. Y volvió a pedir un análisis.
“Demás esta decir –dice Regalado— que más de una escuela no cuenta con pozos de agua de calidad, sino que dependen de las lluvias, como los casos de las escuelas Nº 19, Nº 18 y Nº 13, y por eso acumulan agua en cisternas para los sanitarios o se le suministra por camiones, con la posibilidad de contaminación por el manejo en las operaciones de traslado”.
Ahora, el análisis lo hizo sobre el agua que consumen docentes y alumnos de la Escuela Nº 7 de Arroyo Negro, y dio como resultado que la calidad es mala. “Parecida situación tiene la Escuela Nº 5 de Brazo Chico, donde hace años la escuela no cuenta con agua. La inversión en potabilizadores modernos para tener acceso, aunque sea para agua para la cocina y beber ya que el agua en esas zonas es de fácil potabilización, es ínfima en relación a la seguridad en la salud de las comunidades educativas”, dice.
El docente recuerda que “muchas veces, a los que denunciamos esta situación se nos pide que aportemos soluciones. Pero considero que los cargos jerárquicos se ocupan por capacidad e idoneidad, y de allí deben partir las soluciones, ya que presumiblemente tienen conocimientos para un desarrollo responsable en el cargo. No sé cómo siendo yo sólo un técnico tengo que decir que con potabilizadores por osmosis o poniendo en marcha algunas de las plantas que hoy están tiradas en distintas escuelas, podría tener fácil solución este problema grave. Esta situación viene desde noviembre del año 2008 y al día de hoy todo continúa igual. Las cosas parecen no ser conocidas por las autoridades municipales y provinciales”, afirmó.
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