El Día Mundial del Agua 2009, determinado por la ONU, se conmemoró este año el 22 de marzo bajo el lema: “Los recursos hídricos transfronterizos”; la finalidad fue hacer hincapié en el desafío mundial a escala territorial, en la problemática relacionada a las aguas compartidas.
La forma más directa de tomar conciencia sobre el valor de algo, es plantearse la necesidad de su existencia y la importancia de que perdure en el tiempo; en este caso, como sostén de la biodiversidad que habita este planeta y, por ende, de la humanidad.
Nos referimos al líquido elemento llamado agua. Conocida y accesible para millones, pero también inaccesible para otros tantos. Pareciera que es un recurso inagotable porque llueve, están los mares, hay ríos, lagos, humedales, hay glaciares y vertientes.
Pero el equilibrio de este planeta se ha roto en el transcurso de la última centuria, cuando la sustentabilidad se ha ido transformando en insustentabilidad, producto de la destrucción sistemática a la que vienen siendo sometidos los recursos naturales que conforman el Medio Ambiente.
A fin de reconocer la situación actual de este insumo fundamental para la vida tanto animal como vegetal, valen algunos datos, indicadores y referencias, que permiten tener una aproximación (en escala y volumen) a la gravedad de su problemática.
Situación: El 70% de la superficie de la Tierra es agua; de ese porcentaje un 97,5% es salada y el restante es agua dulce. Del 2,5% de agua dulce, casi el 70% se encuentra concentrada en los hielos polares y témpanos; un 29% está almacenado en las profundidades de la tierra y el 1% restante en los ríos, lagos, pantanos, suelo, embalses, la atmósfera y en organismos vivos (entre los que se encuentra el ser humano, con agua en tres cuartas parte de su organismo).
Cultura del agua: “En el pensamiento de los primeros filósofos griegos el agua es física y a la vez metafísica. Para las almas la muerte consiste en volverse agua; para el agua es muerte volverse tierra; mas a la inversa también, de la tierra se hace agua y de agua alma”, decía Heráclito.
Los pueblos mesoamericanos reverenciaban a dioses del agua: los aztecas a Tláloc, Tlaloctzin, el vino de la tierra, y a su pareja Chalchiuhcueye; los mayas rendían culto a Chac. No sería malo que hoy recuperáramos, si no esa veneración sí cuando menos ese respeto". (El agua como bien público y no como negocio de las transnacionales - Censat.org.-Sergio Ferrari - Suiza - 7/3/09)
“El sutil metabolismo hídrico del planeta renguea. Grave cosa, pues del vasto e intrincado sistema circulatorio que fluye en todo lo que vive y entre el mundo animado y el inanimado dependemos todos: los que vuelan y los que nadan, los que caminan y los que reptan, los que enraizan y los que se dejan ir... El agua nos parió y gracias a nosotros, sus hijos, hoy el agua está viva. Pero si matamos al agua, con ella muere también la vida” (Muerte del Agua - Armando Bartra - 7/11/08).
La vida no sólo depende del agua, de temperatura y presión atmosférica adecuadas. Las sustancias químicas presentes en el entorno son igual de importantes. Científicos de la Universidad Estatal de Arizona están estudiando cómo la distribución de estos elementos sobre la Tierra (o potencialmente en otros mundos) configura la distribución de la vida, el estado del medio ambiente y curso de la evolución.
Su abuso: "El acceso al agua es un derecho humano fundamental. De su aplicación dependen prácticamente todos los otros derechos humanos esenciales... La lógica predominante en la actualidad implica el desperdicio del vital líquido; el crecimiento desmedido del consumo de una parte pequeña de la población planetaria -en detrimento de la mayoría-; así como una producción agropecuaria que acapara el 70% del consumo del agua a nivel planetario... Dos tercios de la población mundial, es decir más de 3.500 millones de personas, no contará con agua potable en 2025”(Bruno Riesen - A. Internacional - Suiza -7/3/09).
Mientras que en 1800 había ocho millones de hectáreas de tierras irrigadas, hoy se han multiplicado por 30 y son 240 millones de hectáreas bajo riego, donde se cosecha el 40 por ciento de los alimentos, por lo que dependemos vitalmente de ellas.
El problema es que por las grandes presas se ha desplazado a millones de personas y se han alterado severamente las cuencas. Hoy los vasos de las presas abarcan un millón de kilómetros cuadrados, conteniendo seis veces más agua que todos los ríos juntos.
Consecuencias: El planeta que habitamos se encuentra cubierto en su mayor porcentaje por agua. Sin embargo, debido a la contaminación generada por las intervenciones del ser humano, el porcentaje apto para nuestro consumo es cada día menor.
Más de 1.000 millones de personas no tienen garantizado el acceso al agua potable y 2.400 millones no disponen de servicios básicos de saneamiento.
Como consecuencia de esta crisis de insostenibilidad (a mayor demanda, menor cantidad de agua disponible), se estima que aproximadamente 10.000 personas (en su mayoría niños) mueren cada día en el mundo, producto de la contaminación de: ríos, fuentes, lagos y acuíferos de los que histórica y tradicionalmente se abastecían los asentamientos poblacionales.
La humanidad está sedienta. Según la ONU, “1.300 millones de personas no tienen acceso al agua potable mientras que 31 países enfrentan grave escasez lo que, sin duda, empeorará por los efectos del cambio climático. La demanda hídrica se duplica cada 20 años... Las guerras del siglo XXI serán por el agua” (Ishmael Sarageldin, ex vicepresidente del Banco Mundial, promotor de la privatización del agua).
Si es hostil nuestra relación con el agua dulce, también lo es nuestro trato con la salobre, siendo que la pesca marina nos proporciona grandes cantidades de alimentos, como abundantes insumos pecuarios.
En ambos casos la contaminación producida, por la actividad del mayor irracional identificado como el único racional en este planeta, ha deteriorado aún más la situación. Los océanos no son inagotables, pues contienen apenas 10 por ciento de la biomasa del planeta; la pesca abusiva e irresponsable desde hace algo más de medio siglo, en menos de dos décadas acarreó severa reducción de las poblaciones y, por ende, una drástica disminución de las capturas.
Referencia. “La producción de 1 litro de bio-etanol (combustible vehicular) necesita cerca de 5.000 litros de agua. Un tomate de Marruecos que será luego exportado, necesita 13 litros virtuales de agua. Mientras que la producción de un vaso de jugo de naranja demanda 170 litros de agua, y una camiseta de algodón necesita 20 mil litros". (Censat.org- Berna -Suiza).
Reflexión final. Destaco, además de la obligación de los gobiernos, la falta de toma de conciencia del ser humano (educación por medio) en asumir la responsabilidad que tiene del desorden mundial, ya que está en juego ni más ni menos que el futuro del mundo y, por ende, su sobrevivencia. Debe aprender a convivir y por lo tanto compartir.
“Es la creación de un nuevo mundo en el que unos pueblos se abren a otros y establecen relaciones armoniosas desde el punto de vista de la lógica, la justicia y el sentido común” (Aprender a convivir - Mustapha Cherif - Filósofo y Profesor de la Universidad de Argel).
* Arquitecto. Docente e Investigador de la Facultad de Ingeniería - UNCuyo
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