Los embalses que abastecen la región de Barcelona y Girona están en el 92 por ciento de su capacidad, pero la Generalitat no puede perder de vista el riesgo de que se produzcan nuevos periodos con escasa pluviometría. Esta situación, unida al retraso acumulado en las inversiones en nuevas infraestructuras de abastecimiento, sigue siendo una amenaza que puede comprometer el suministro.
Por eso, la Agència Catalana de l´Aigua está ultimando la elaboración del Plan de Gestión de las Sequías -un documento en fase preliminar-, que establecerá el manual de instrucciones para afrontar una verdadera movilización ante eventuales nuevos episodios de escasez de agua. Una vez se apruebe la nueva normativa -previsiblemente a finales el año-, todos los ayuntamientos catalanes de más de 10.000 habitantes estarán obligados a redactar un plan de contingencia de los abastecimientos municipales en donde deberán detallar cómo organizan el suministro y fijan los recortes del servicio en caso necesario.
El Plan de Gestión de las Sequías marcará las pautas de acción y organizará la progresiva reducción de dotaciones para el caso en que los embalses vuelvan a bajar en picado, como ha sucedido en el 2002, 2005 o del 2007 al 2008. Hasta ahora, la Generalitat ha echado mano de sucesivos decretos de sequías, pero estos se han revelado como un instrumento insuficiente, pues han tenido que ser corregidos sistemáticamente sobre la marcha.
El borrador del plan constata que los recursos en la región de Barcelona y Girona no son suficientes para satisfacer todas las demandas (domésticas, industriales, medioambientales…). Así, los embalses del Ter y del Llobregat disponen de una capacidad máxima de 612 hectómetros cúbicos de capacidad, y, aunque esta cifra se completa con las reservas subterráneas, el volumen total disponible sólo permite cubrir el abastecimiento durante 1,3 años (contando con consumos normales).
No puede juzgarse, pues, que el agua embalsada tras las recientes lluvias permita por sí sola garantizar el suministro tres años, tal como se interpretó en unas recientes palabras del conseller de Medi Ambient, Francesc Baltasar. Los expertos matizan sin embargo que los recursos existentes podrían cubrir las necesidades de entre dos y tres años sólo si se valoran tres factores: las nuevas infraestructuras en marcha (desalinización y reutilización), el hecho de que los embalses estén ahora casi llenos, y también, y sobre todo, que los recursos supondrían un abastecimiento de subsistencia prolongado. Y ha sido precisamente la larga duración del último decreto de sequía lo que generó malestar en diversos sectores sociales.
En la región de Barcelona y Girona, la nueva normativa activará las sucesivas fases de alerta, excepcionalidad y emergencia (y sus respectivas restricciones) con unos umbrales inferiores y menos exigentes a los actuales. Los redactores del plan alegan que a partir del año 2010 se dispondrá de nuevos recursos que darán más garantía de suministro a la región de Barcelona: por ejemplo, la desalinizadora de El Prat a partir de junio, la ampliación de la desalinizadora del Tordera y su conexión con la potabilizadora de Cardedeu o la posibilidad de reutilizar los caudales saneados en la planta de El Prat (reimpulsándolos en paralelo al Llobregat para verterlos al río aguas arriba de Sant Joan Despí). Además, para momentos concretos, se podrá echar mano de los nuevos pozos abiertos y de los que fueron rehabilitados en el periodo de sequía. Los expertos estiman, pues, que habrá menos riesgos de sufrir sequías y fijan tres fases clave.
Alerta. La región de Barcelona y Girona entrarán en fase de alerta cuando los embalses del Ter y del Llobregat se sitúen en el 41% de su capacidad y acumulen 270 hm3(en lugar del 44%, 270 hm3,como ocurre con el último decreto de sequía). La Generalitat serviría a los municipios una dotación máxima de 250 litros por habitante y día. Asimismo, se prohibirá el funcionamiento de las fuentes ornamentales que no tengan circuito cerrado; se reducirá la dotación de riego de jardines públicos, y en la limpieza de calles sólo se podrá usar el agua de red imprescindible. Asimismo, se empezará la sustitución total o parcial de los caudales destinados a riego agrícola por aguas residuales regeneradas, mientras que las minicentrales no podrán acumular agua para la producción hidroeléctricos.
Excepcionalidad. Esta fase, que comporta prohibiciones ya muy determinantes, se iniciará cuando los embalses del Ter y Llobregat estén en el 22% y acumulen 135 hm3.En esta tesitura, la dotación máxima de abastecimiento será de 230 litros; no podrán funcionar las fuentes ornamentales, y las prohibiciones se extenderán al riego de jardines públicos y privados y al llenado de piscinas. El riego del arbolado de jardines públicos será sólo de supervivencia.
Emergencia. La fase de emergencia en esta misma zona se activará cuando las reservas estén por debajo del 15% y lleguen a tener sólo 91,7 hm3.En cambio, ahora se decretaban cuando los embalses estaban por debajo del 20% (122 hm3).La fase de emergencia tendrá tres grados, y se moverá con unas dotaciones que llegarían a un mínimo de 160 litros por habitante y año. En esta situación, tanto los ayuntamientos como las empresas encargadas del suministro domiciliario aplicarían las medidas establecidas en su plan de contingencia. Entre ellas, estaría la posibilidad de suspender temporalmente la prestación del servicio de abastecimiento con restricciones domésticas, ya sea por franjas horarias o por días alternos.
Igualmente, la nueva normativa -que debe ser sometido a un largo proceso de información y participación- prevé que los grandes consumidores privados o industriales de agua que no estén conectados a la red y sean titulares de aprovechamientos (inicialmente, más de 1.000 m3/día) deberán elaborar planes para afrontar las contingencias durante las sequías e informar de los datos de sus captaciones. Como los ayuntamientos, tendrán un año de tiempo para elaborarlos.
Región de Barcelona
Récord mínimo
Las reservas en la región de Barcelona bajaron a un mínimo de 124,6 hm3 (el 20,6% de los embalses) el 31 de marzo del 2008. Si hubieran descendido hasta el 20% (122 hm3), se habría decretado la emergencia máxima.BR>
Nuevos recursos
En los últimos años, el 8,3% de los meses había sequía; a partir de ahora, con los nuevos recursos, la incidencia bajará al 2,3%
CAMBIO CLIMÁTICO
Se esperan reducciones de recursos mínimas de entre el 10% y el 15% hacia la mitad del siglo XXI, lo que en sistemas tan frágiles como los actuales pueden ser críticas
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