Un paredón de 21 metros de alto a la altura del basural que se ubica sobre un río seco, unos 400 metros al noroeste de la cancha de Chacras de Coria, tienen previsto levantar para contener las aguas que provienen del pedemonte tras una intensa tormenta. Se trata del proyecto de la anhelada presa Chacras de Coria, que está en la mente de varios mendocinos desde hace 30 años por lo menos.
Ésta es la última obra que viene a concluir el sistema de defensa aluvional (junto a otras complementarias) y fue presentada ayer en la facultad de ingeniería de la UNCuyo, ante calificados especialistas, estudiantes, funcionarios y representantes de la comuna de Luján de Cuyo. La conferencia fue presidida por el vicedecano, Daniel Fernández.
Rolando Baldasso, titular de Hidráulica, junto a su par Marcelo Toledo y Jorge Maza, del Instituto Nacional del Agua (INA), detallaron las características técnicas de este replanteo del proyecto original, que data de 1981.
Esta propuesta actualizada demanda una inversión de 120 millones de pesos y básicamente consiste en la construcción de una presa a la altura del pueblo de Chacras de Coria, al oeste de la traza del colector Viamonte, que hoy está siendo impermeabilizado. Además, se debe construir una segunda presa, en el colector Sosa, también al oeste de ruta Panamericana o provincial 82.
Toledo expresó que, basándose en los estudios hidrológicos actualizados, lograron un proyecto que tiene como objetivo garantizar la regulación de las aguas de tormenta en la parte alta del Gran Mendoza para los próximos 200 años y así evitar aluviones que impacten sobre la ciudad, como históricamente ha ocurrido.
El más grave hecho se registró el 4 de enero de 1970, cuando colapsó el dique Frías e inundó la ciudad, llevándose la vida de 24 personas y dejando heridas a unas dos mil. Según los registros, en el verano de 1716 un aluvión destruyó parte del antiguo centro y la iglesia de Loreto; en 1764, también en el verano, la correntada afectó nuevamente a la ciudad y sus habitantes. Lo mismo ocurrió en la ciudad nueva y antigua, en 1895, como así también en 1959.
Las dos presas de Chacras se complementan con la realización de trasvases de la cuenca del Papagallos (incluye la de Casa de Piedra) a la del Frías. Parte de los escurrimientos de la cuenca del Maure se derivarán a la flamante de Chacras. Además, se deberá extender el colector Blanco Encalada, que es el que contiene las tormentas en la parte baja de la zona de la Crucecita.
Cabe aclarar que este colector desagua en el río Mendoza, mientras que el resto actualmente lo hace en el canal zanjón Cacique Guaymallén, a través de los zanjones De los Ciruelos (Papagallos), Frías y Maure.
Los técnicos explicaron que tanto el Frías como el de Chacras son los diques que pueden contener mayor cantidad de agua en caso de una fuerte tormenta y por eso han decidido reducir el volumen en el Papagallos y el Maure, que son las presas más antiguas, ya que fueron construidas en la década del ?40.
A la hora de explicar cómo se hará y con qué fondos, ante las preguntas de los estudiantes de ingeniería, Baldasso comentó que en la provincia la consideran una obra prioritaria, se hace con fondos de la Nación y que ya consiguieron los primeros 40 millones otorgados por el Fondo de Infraestructura y de Recursos Hídricos de la Nación.
Para la presa Chacras se necesitan 70 millones y 30 para la Sosa, mientras que el resto es para las obras complementarias. Baldasso explicó que se trata de una obra de gran importancia que hace a la seguridad del Gran Mendoza y recordó que en el verano de 2006 un gran aluvión afectó la zona de El Challao y estuvo a punto a colapsar la defensa del desaparecido dique San Isidro, tapado por el avance inmobiliario.
Aclaró que eso sí hubiera sido una catástrofe aguas abajo. Pero el agua se mantuvo por el colector Las Heras, ubicado al norte de El Challao y arrastró piedras de hasta 2 toneladas.
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