El modelo de contrato que se aplicará para la construcción de la Central Hidroeléctrica Coca-Codo Sinclair genera dudas.
El proyecto estrella del Gobierno, capaz de abastecer de energía a tres cuartas partes del país, se licita sin estudios definitivos. El artículo 23 de la Ley de Contratación Pública establece que “ningún proyecto saldrá a licitación sin contar con todos los estudios”.
Luciano Cepeda, de CocaSinclair, empresa que administra el proyecto, dijo que terminar los estudios retrasaría la obra 18 meses. “De no tener la obra, se usará diésel a un costo de USD 900 millones cada año, en perjuicio del país”.
Por eso, para superar estas barreras, el Gobierno Nacional creó su propio tipo de contrato.
Se trata del modelo EPC abierto. Este tiene dos etapas. La primera, donde una junta de alianza conformada por el dueño de la obra y el contratista terminan los estudios mientras adelantan la compra de equipos, para evitar una licitación que tarda meses. La segunda, de construcción.
El precio de la planta lo definirán el contratista y el dueño de la obra, en conjunto.
Pero sin estudios concluidos y con un contrato que se ajusta durante la construcción, los riesgos para la contratista aumentan. “Y, con ello, el precio de la obra”, señala el experto Ricardo Buitrón.
Esta figura de alianza hace, además, que el riesgo sea compartido entre contratista y dueño de la obra. “Cuando el riesgo debería ir solo a la contratista. El constructor, al ser también responsable de definir los diseños, puede buscar condiciones más ventajosas para aumentar sus utilidades”.
Para Ítalo Centanaro, presidente de CocaSinclair, no existe tal riesgo. “Las decisiones deben ser aprobadas por CocaSinclair, donde tiene mayoría el Estado”.
Hermel Flores, de la Cámara de la Construcción de Quito, cree que este contrato es discrecional: “No sabemos qué personas se van a designar para tomar las decisiones. No es algo competitivo, sino que hay que llegar a acuerdos con la contratista tanto en los estudios como en el precio”.
El contrato EPC creó polémica en octubre pasado tras las fallas en la Central San Francisco, que se construyó bajo este modelo.
Para evitarlo, Centanaro dijo que técnicos de CocaSinclair fiscalizarán la obra. Pero Buitrón cree que no es suficiente y que se requiere de una fiscalización independiente.
Las diferencias de los contratos utilizados para centrales eléctricas
El contrato para el Coca-Codo
Una especie de EPC . Los estudios de la obra se realizan durante la construcción. Se desconoce el precio exacto de la obra.
El contratista. En este modelo, una sola empresa se encarga de hacer los estudios, de comprar los equipos y de construir la planta.
El riesgo. La responsabilidad debería recaer en la contratista. El Estado, al aprobar el diseño sugerido por la contratista, lo compartiría.
Un contrato tradicional
Precios unitarios. Las obras tienen estudios definitivos. Se conoce el costo de la obra (maquinaria, equipos, mano de obra, etc.).
El contratista. Los estudios, la compra de equipos y la construcción se efectúan por licitación, donde se escoge la mejor oferta.
Los valores. El costo de la obra no se modifica porque está ya definido. De esta manera, hay un nuevo riesgo para la contratista.
El proceso
Apertura de vías. Estos trabajos se iniciaron hace 10 meses y concluirán en septiembre próximo.
La central. Está previsto que arranque en julio próximo, mientras avanzan los estudios. |
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