Las reglas de operación del Fondo Metropolitano retrasaron la entrega de 20 millones de pesos para el rescate de los ríos Magdalena y Eslava, únicos vivos en el Distrito Federal.
Esta cantidad debió entregarse como parte del presupuesto de 2008 para la elaboración de los proyectos ejecutivos de Colectores Marginales.
Sin embargo, el coordinador del programa de rescate de estos ríos, Humberto Parra, señaló que debido “a dificultades de operación” esto no ha sucedido.
Como consecuencia, tuvo que aplazarse medio año el inicio de los proyectos de saneamiento, que en la primera etapa contemplan el tramo de Chimalistac a Viveros. La elección de esta zona, argumentó, es porque ahí el río Magdalena sale de nuevo a la superficie y concentra las aguas residuales de las casas aledañas.
La intervención que realicen las autoridades en esta parte, será hasta finales de año, después de que el Fondo Metropolitano apruebe 10 millones de pesos adicionales para las obras.
Según el plan maestro de rescate de los ríos Magdalena y Eslava, las primeras acciones serán en los dos extremos de los caudales; en la zona alta del suelo de conservación, donde inician los afluentes, se buscará retener la humedad y en el tramo urbano limpiar el líquido que se mezcla con el drenaje.
Para medir los avances de los trabajos, el GDF firmó un convenio con el Programa Universitario de Medio Ambiente (PUMA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para que esta institución elabore un sistema de medición con un costo de millón y medio de pesos.
El objetivo es monitorear el agua que se recupera en el caudal de los ríos, la tierra erosionada y otros indicadores que hasta antes de la elaboración del programa de rescate eran desconocidos por las autoridades. Por ejemplo, señaló Humberto Parra, ni el Sistema de Aguas de la Ciudad de México, ni la Comisión Nacional del Agua sabían la cantidad del líquido que corre por los ríos, el único referente era cuando “la gente decía que cuando eran niños había más agua”.
Con el programa que diseñe la UNAM se tendrá la posibilidad de conocer si se pierde o gana líquido con relación a los datos de la línea base incluida en el plan maestro de rescate, que señala que el promedio anual de agua que corre por esos caudales es de 600 litros por segundo.
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