La acumulación de agua en los embalses del río Limay llevaron a que desde hace un par de semanas el imponente curso de agua se redujera a su mínima expresión dejando en su paso por la ciudad brazos menores casi secos. Desde la dirección de Defensa Civil del municipio se lanzará una campaña de seguridad dado que se advirtió que el bajo caudal pone en riesgo la seguridad de los palistas.
A simple vista el río Limay se convirtió en un arroyo y la mayor parte de las instalaciones realizadas por el municipio en los balnearios han quedado obsoletas debido al retiro del agua.
La pronunciada bajante también generó inconvenientes en el servicio de aprovisionamiento de agua potable que regula el EPAS y obligó en las últimas semanas a que se realicen pozones alrededor de las bocatomas para garantizar la captación de agua.
"No estamos con problemas porque al igual que el año pasado desde Nación se mandaron fondos a través de la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC) para canalizar el agua hacia las bocatomas que tenemos en la ciudad", aseguró el gerente del Servicio Neuquén del EPAS, Ricardo Pacheco.
El funcionario detalló que "se debieron realizan pozones al redes de las bocatomas y canalizar el agua hasta esos pozos para evitar que las bombas no tengan agua que captar".
170 metros cúbicos
De acuerdo con los registros de la AIC durante la semana pasada la última represa del Limay, ubicada en Arroyito, erogó sólo 170 metros cúbicos por segundo, una cantidad casi ínfima si se tiene en cuenta que en la época de deshielo el río puede llevar hasta 1.200 metros cúbicos por segundo.
El resto del agua del Limay permanece en los embalses ubicados río arriba, por disposición del gobierno nacional para hacer frente a una posible demanda extraordinaria hacia fines de año.
Pero la reducción del río, que ha generado la aparición de nuevos islotes en su brazo principal, también estaría afectando su flora y fauna.
"Es terrible que para tener electricidad se decida hacer estos estragos con el medioambiente porque hay partes del río que se secaron completamente y que ahora sólo son piedras", aseguró el director municipal de Defensa Civil, Francisco Baggio.
Los trastornos por la bajante del río también afectan con intensidad a los aficionados y profesionales del remo, dado que por ejemplo el brazo del río que conecta a los clubes náuticos de la ciudad se redujo tanto que apenas pasa por él un agosto kayak.
La anulación de varios brazos y remansos es una complicación adicional sobre todo para los palistas aficionados y aprendices, dado que para poder remar un rato deben hacerlo en forma forzada por el cauce principal del río, poniendo en riesgo su seguridad por tratarse de un área donde normalmente sólo incursionan los profesionales del deporte.
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