Sorpresa, bronca y confusión. Esos fueron los sentimientos predominantes entre los montevideanos afectados por la falta de agua. Hogares, comercios, centros educativos, hospitales, hoteles, restaurantes y centros comerciales. No se salvó nadie.
La gente empujaba las puertas una, dos, tres veces, antes de darse cuenta que el local de McDonald`s de 18 de Julio y Gaboto ayer a las 3 de la tarde estaba cerrado. "Por problemas con el abastecimiento de agua el restaurante permanecerá cerrado momentáneamente. Los invitamos a nuestro restaurante de 18 de Julio esquina Río Negro", explicaban unas hojas pegadas en puertas y ventanas. En el Centro tuvieron que cerrar cuatro locales. Lo mismo sucedió con las sucursales de bulevar Artigas y Palmar y la del Punta Carretas Shopping de la entrada principal.
A las 17 horas, el restaurante de Don Peperone ubicado en frente al de McDonald`s en el exterior del shopping, en cambio, seguía abierto. "Agua corriente no hay, estamos trabajando con una conexión momentánea desde el shopping, pero ya queda poca igual. Si se termina, cerramos", dijo el mozo Ricardo Sánchez. Ayer, a esa hora, los baños ya estaban clausurados por la falta de agua corriente; el propio personal explicaba los motivos. "Un local sin agua es incómodo para todos", agregó Sánchez.
Adentro del shopping no había aire acondicionado y los baños de los pisos segundo y tercero fueron clausurados a media tarde, hasta que finalmente el de la primera planta también cerró. A las 19.30 horas, sólo el de La Pasiva estaba habilitado, aunque a punto de colapsar. La plaza de comidas, de todos modos, estaba funcionando.
Alejandro González, encargado de la parrillada El Fogón explicó que estaban "usando lo mínimo indispensable" de agua. Por ejemplo, esperaban a que se llenara la máquina lavaplatos antes de prenderla y no hacían limpiezas profundas.
Mientras, Verónica Maristan, dueña de Verónica Peinados, fumaba en la puerta del local, frente al shopping. "Perdí plata, mucha. Estoy furiosa", decía. "No me di cuenta hasta que me levanté y vi que no había una gota. Llamé a mis clientas al alba y les pedí que vinieran con el cabello limpio", agregó. Sólo hasta la tarde, había gastado en cinco bidones de agua. En el Centro, una peluquería en Yi entre 18 y San José optó por colgar un cartel. Informaba que sólo hacía brushing si la clienta iba con el pelo mojado.
La terminal de ómnibus de Tres Cruces fue otra de las grandes superficies afectadas. "Por el momento, los baños siguen habilitados, pero tenemos serios problemas. Pedimos asistencia a OSE de camiones cisterna pero nos dicen que tienen otras prioridades", explicaron.
Mientras, en el Hospital Pereira Rossell la falta de agua era evidente: el olor a caño llegaba hasta los pasillos. "Ni una gota de agua", aclaraba la limpiadora a la entrada de uno de los baños. Allí se quejaba María Trujillo, con su nieta internada: "Es un desastre", dijo. Para poder lavarle la cara y el chupete a la niña compró una botella de agua mineral sin gas.
En frente, en el restaurante La Giralda, el tanque del edificio que está encima estaba abasteciendo lo suficiente, pero igual optaron por también restringir el uso del agua, explicó la encargada, Ana Casanova. Cerrar los baños, baldear de forma "discreta" y no usar la máquina de café, fueron algunas de las medidas.
En otros locales gastronómicos también tenían restricciones: en Café Bacacay de Ciudad Vieja servían de tarde sólo sandwiches y refrescos, en el San Rafael del Centro no ofrecían café y en La Pasiva de Benito Blanco y Avenida Brasil ofrecían todo el menú pero en vasos y platos descartables. Otros locales en el Centro, Pocitos y Carrasco debieron cerrar por la falta de agua.
Mientras, las escuelas y guarderías estaban prácticamente vacías (salvo en los casos que los padres no tenían otra opción que mandar a sus hijos) y la mayoría de los liceos lucían desolados.
En el IAVA se dio una situación insólita: las clases estaban suspendidas pero mientras, de las canillas automáticas de los baños, salía el agua con buena presión, como cualquier día.
El malhumor y la molestia por la situación eran ayer evidentes en muchos montevideanos, cuando al caer la noche la situación seguía incambiada. "Sigo sin agua", se quejó una madre que vive en barrio Sur. Y agregó: "No se puede entrar al baño de mi casa, no puedo cocinar. Llamé a un bar a pedir fainá y tampoco tienen agua. No me lo traen. Esto es el tercer mundo".
Peluquera: "Perdí plata, estoy furiosa"
"Te puede faltar la luz, pero no el agua. No hay derecho. Perdí plata, mucha, estoy furiosa", dijo Verónica Maristan, dueña de Verónica Peinados, frente al Punta Carretas Shopping. Como en muchas peluquerías, las clientas que no tenían agua llegaban a pedir un lavado. A las tres novias ya agendadas, "las llamé al alba y les pedí que vinieran con el pelo limpio", contó la peluquera.
IAVA: Sin clases, pero con agua
De mañana hubo clases en el IAVA, pero para la tarde ya se suspendieron. El liceo estaba vacío. Sin embargo, Johana y María trabajaban limpiando el baño: "Agua hay. Se hicieron los vivos y se fueron", dijo bromeando Johana. Cuando ellas llegaron de tarde, de las canillas del baño el agua salía con potencia. Ayer varios colegios y liceos privados suspendieron las clases en la mitad de la jornada.
McDonald`s: al menos seis cerraron
Por lo menos seis locales de McDonald`s, cuatro de ellos en el Centro, cerraron ayer a lo largo de la tarde por falta de agua. En el restaurante de 18 de Julio y Gaboto empezaron por parar a la gente en la puerta y prohibir la entrada a quienes sólo iban a usar el baño. Luego, tuvieron que clausurar. "Estamos actuando con mucha tranquilidad y paciencia para poder operar después", dijo una fuente de la empresa.
Aumentó la venta de bidones de agua
El hombre madrugó, se enteró que no había agua y no lo dudó. Fue hasta el supermercado cercano a su casa, en barrio Sur, y compró dos bidones de agua. De tarde, allí ya no quedaban más. Historias como esa se vivieron ayer una y otra vez en Montevideo, donde la venta de bidones de agua sin gas aumentó más de 30%.
El problema afectó también a varios rubros comerciales, como el hotelero. En el Hotel Balmoral, por ejemplo, llamaron a OSE para solicitar agua, pero les respondieron que sólo les otorgaban a hospitales y centros de diálisis. Por lo tanto, tuvieron que asumir los costos de contratar dos camiones cisterna de 35.000 litros para poder llenar los tanques y que funcionaran los baños y las duchas, contó el gerente de operaciones Germán Olivera. Cada camión les cobró $ 16.000.
En Pocitos Plaza H, otro hotel, tuvieron los tanques llenos hasta el mediodía. Después, salieron a buscar bidones de agua sin gas de 5 litros. "Dimos uno por habitación. Había pocos en los comercios", contaron.
"Día libre" para unos pocos estatales
A partir de las 14 horas de ayer, cuando se dio la autorización, en la sede del Ministerio de Ganadería quedó trabajando sólo el personal de limpieza y seguridad, aunque con los baños clausurados, informaron desde portería.
En el Ministerio de Educación y Cultura, en cambio, a las 15 horas, la dirección autorizó a los funcionarios a retirarse. Las excepciones fueron la dirección general, subsecretaría, despacho de la ministra e información. De esta forma, quienes se quedaron en el edificio pudieron trabajar hasta pasadas las 19 horas sin que se agotara el agua del tanque, lo que hubiera sido imposible con todo el personal. En otros ministerios como Salud Pública, Desarrollo Social, y Transporte, así como en la Intendencia de Montevideo, Ancap, Antel y UTE, se trabajó de forma normal en base a reservas de tanques propios.
Los administrativos de Canal 5, por su parte, pudieron retirarse del edificio, mientras que los técnicos y periodistas debieron continuar trabajando.
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