Con el objetivo de denunciar la desidia en el plan integral de saneamiento del Riachuelo, la organización ecologista Greenpeace desplegó gomones y globos amarillos con los símbolos químicos de las principales sustancias tóxicas presentes en el agua. Pero la acción no fue del todo completa, ya que el MV Arctic Sunrise, el rompehielos de la ONG, no pudo sumarse a la avanzada porque el agua estaba muy baja en la zona de Puerto Madero, donde está atracado.
“La idea –explicó Juan Carlos Villalonga, director político de Greenpeace– es volver a mostrar que la situación es intolerable. Se calcula que entre 4.000 y 6.000 plantas industriales hacen vuelcos clandestinos a la red cloacal y empeoran los niveles de contaminación que afectan a unas cinco millones de personas”.
Los reclamos de Greenpeace contra Acumar, el organismo oficial encargado del saneamiento, apuntan a la falta de inversión. A pesar de disponer de 135,4 millones de pesos para este ejercicio (un presupuesto 70% superior al año anterior), en lo que va del año no se destinó billete alguno a las tareas de purificación de ese río contaminado. Un informe realizado en conjunto con la Universidad de Exeter (Gran Bretaña), publicado por este diario el último domingo, muestra que la situación ha empeorado en los últimos diez años, desde que en 1998 la organización ambientalista tomó las primeras muestras de agua. Según Villalonga, “las sustancias peligrosas, como metales pesados, pesticidas e hidrocarburos se han multiplicado hasta seis veces”.
Para el presidente de la Asociación de Vecinos La Boca, Alfredo Alberti, “el Riachuelo es un símbolo del atraso, de la desidia, de la muerte”. Los vecinos de la zona trabajan desde el año 2000 con la Defensoría del Pueblo de la Ciudad, la Defensoría de la Nación, la Auditoría General de la Nación y, actualmente, con la Corte Suprema de Justicia. “El perjuicio fundamental es el tema salud, que va desde problemas como una diarrea hasta los más complejos, como cáncer o abortos espontáneos. Las familias no tienen agua potable, la sacan de los pozos que están a la vera del río y, por más que parezca limpia, está contaminada. El aire también está contaminado y la gente termina inhalando lo que exhalan el Riachuelo y las industrias de la zona”, agregó.
Greenpeace es una de las organizaciones no gubernamentales encomendadas al control de la sentencia dictada por la Corte de Suprema de Justicia el 28 de julio de 2008. El fallo condenó al Estado nacional, al gobierno de la provincia de Buenos Aires y al Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a realizar las tareas de saneamiento pertinentes. “Tenemos que lograr que se cumpla lo dictaminado por la Corte; si fracasa, no nos queda otra instancia”, manifestó Villalonga, que sueña que para 2020 no sea una utopía mirar al agua y divisar el fondo. |
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