‘Por favor ayúdenme, mis tres hijas no dejan de vomitar”. Era el pedido desesperado de Luis Sosa, en el hospital estatal San Luis de Otavalo.
Los servicios sanitarios de ese hospital y del Subcentro de Salud de Peguche, a 4 km de allí, afrontan una emergencia por la intoxicación masiva, por consumo de agua entubada contaminada con líquido de alcantarilla.
La emergencia desentrañó la necesidad de construir un sistema de agua para Peguche. Desde el lunes a las 08:00, los médicos empezaron a recibir a los enfermos y 12 horas más tarde ya se contabilizaban más de 200 pacientes.
“Las personas más graves fueron enviadas al hospital San Luis, el resto fue atendido en el subcentro, en sus viviendas y en el furgón”, explica Gonzalo Jaramillo, director provincial de Salud. En las calles de la ciudad, los tanqueros del Cuerpo de Bomberos reparten agua a la gente.
El gobernador, Luis Guerra, dispuso que el servicio de agua entubada para más de 5 000 personas se suspenda indefinidamente, hasta determinar la verdadera causa de la intoxicación.
El problema afectó a los habitantes de los barrios: Centro, Imbaquí, Obraje, Atahualpa, Peguche Tío, Tahuantinsuyo y Santa Lucía.
“Al parecer, el cambio de tubería en el barrio El Obraje causó filtraciones de aguas servidas, que afectaron a las fuentes naturales de abastecimiento del poblado. El caso está en investigación y la emergencia está controlada”, aseguró ayer Guerra.
En cambio, los vecinos opinan que la solución de fondo para el problema sigue pendiente.
Peguche es una de las comunidades indígenas más turísticas de Otavalo. La mayor parte de sus habitantes vive de la manufactura de artesanías (ponchos, ropa, bordados a mano) y la agricultura. Sin embargo, ninguno de los habitantes dispone de agua potable.
“Recibimos agua entubada del arroyo La Magdalena. La Junta de Aguas nos abastece y pagamos mensualmente. A pesar de nuestras gestiones para potabilizar el líquido, no hemos sido escuchados”, explica Luis Rafael Terán, vecino del barrio Imbaquí.
Adolfo Amaguaña, presidente del barrio Atahualpa, considera que la Junta de Aguas debe mejorar el tratamiento del líquido de vertiente. “No sabemos cómo purificar el agua que sale de las tuberías. Nadie nos ha capacitado”.
Además, asegura que no hay clorificación. “Las gestiones no avanzan, porque no tenemos ningún peso político”.
Ayer en la mañana, la actividad disminuyó en el subcentro, en el furgón y en el hospital. Los enfermos que fueron internados mejoran con los sueros y con los medicamentos proporcionados por los médicos de turno.
La atención médica
Según Consuelo Quimbo, médica rural del Área 4, muchos pacientes padecieron gastroenteritis, presentaron náuseas, vómitos, diarrea, cólico abdominal, cefalea, grados de deshidratación y malestar general.
Sandy Jazmín, la más afectada de las tres hijas de Marcelo Sosa, se recupera satisfactoriamente en la sala de Pediatría.
Sosa opina que Peguche no puede continuar así. “Exigimos que las autoridades nos suministren agua potable, pues por fortuna nadie murió ahora, pero esto podría repetirse”. |
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