El Banco de Desarrollo Asiático advierte que el coste de no tomar medidas será grave para las economías de la región basadas en sus ciudades costeras en crecimiento
Ante la elevación del nivel del mar, los patrones climáticos extremos, y las cosechas menos productivas, los países del sureste asiático están tomando conciencia lentamente del impacto del cambio climático. Las ciudades costeras de Vietnam están reforzando sus diques. Las comunidades de Tailandia están replantando manglares degradados. En Filipinas se están mejorando las prácticas forestales.
Pero los economistas advierten de que estos esfuerzos no van lo suficientemente lejos para afrontar la amenaza de las economías con base agraria, que se enfrentan a pérdidas potencialmente enormes por los cultivos fracasados y las ayudas en los desastres naturales. Es mucho mejor invertir ahora, alegan, en adaptarse a un clima más cambiante antes de que el cambio afecte con plena fuerza a toda la región.
"Todos los gobiernos deben darse cuenta de que esta inversión es mucho más barata ahora que más tarde. Deben darse cuenta de esto", dice Tae Yong Jung, coautor de un nuevo informe realizado por el Banco de Desarrollo Asiático (ADB) sobre la repercusión económica del cambio climático en la región.
Estas inversiones incluirían infraestructura a prueba del clima, industria energéticamente eficiente, y sistemas de protección contra incendios forestales. Los gobiernos deben también salvaguardar los recursos comunes como ríos, cooperar en el control de los brotes de enfermedades y gestionar la ayuda en los desastres naturales, aconseja el informe.
Se considera que el Sureste Asiático es vulnerable al impacto del cambio climático debido a su dependencia de la agricultura y de los bosques, que emplean al 43% de la fuerza laboral, y también por la concentración de grandes poblaciones junto a las costas y ríos. Decenas de millones de personas viven en ciudades de rápido crecimiento junto al mar.
En un escenario donde las emisiones globales sigan aumentando, el ADB pronostica que los niveles del mar podrían elevarse unos 70 centímetro a finales de este siglo en una región en la que cuatro de cada cinco personas vive en 65 millas de costa.
Un clima más cálido también plantea desafíos inesperados para las autoridades sanitarias, ya que el período álgido para las enfermedades causadas por los mosquitos se amplía. Para las comunidades vulnerables, los cambios en estos brotes van de la mano con un aumento de las inundaciones, violentas tormentas, y otras amenazas relacionadas con el clima.
"Es obvio cuando te golpea un ciclón es mucho más duro para la conciencia colectiva luchar con la idea de que hay un modelo cambiante de enfermedad en una ciudad", dice Ashvin Dayal, director general en Asia para la Rockefeller Foundation, con sede en Nueva York, que está financiando proyectos de adaptación en seis ciudades de Vietnam y de la India como parte de un programa de cinco años de 70.000 millones de dólares.
Los científicos generalmente están de acuerdo en que las temperaturas globales seguirán elevándose, aunque den fruto los esfuerzos para limitar las emisiones de gases con efecto invernadero. Pero resulta complejo pronosticar las temperaturas exactas y cómo afectan a los diversos ecosistemas. Además, los expertos en climatología dicen que los modelos de monzones son igualmente decisivos, si no más, para los agricultores de las regiones como el Sureste de Asia.
El ADB pronostica que Indonesia, Tailandia y Vietnam se enfrentarán a condiciones más secas a lo largo de las dos próximas o tres décadas, antes de que el modelo se invierta a mediados de siglo y traiga más lluvias. Por el contrario, Filipinas debería esperar un aumento de las precipitaciones. Utilizando una línea base de 1990 y un escenario de altas emisiones, las temperaturas anuales en los cuatro países en el 2.100 podrían aumentar 4,8 grados centígrados, a medida que las temporadas veraniegas se hacen cada vez más cálidas, haciendo que escaseen las reservas de agua.
Quizás la repercusión negativa más importante podría ser para la producción de arroz. Tailandia y Vietnam, que están entre los mayores exportadores de arroz del mundo, se enfrentan a producciones en declive si los modelos de lluvia cambian y los campos más bajos son inundados por el agua del mar. Otro factor son las pestes de los cultivos que pueden surgir debido a las nuevas temperaturas climáticas.
Sin embargo, el mayor contaminante con mucha diferencia de la región es su sector forestal, en contraste con las emisiones derivadas de la energía de los países ricos como Estados Unidos. Esto procede de la tala y quema de bosques, prácticas que han catapultado a Indonesia a los primeros puestos de emisores de carbono.
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