Integrantes del Consejo de Administración de la Cooperativa Regional de Electricidad y de Obras General Pico (Corpico) y concejales pertenecientes a distintos bloques se volvieron a ver las caras. Como en la última ocasión, el tema del agua fue el motivo del debate, pero esta vez relacionado con un proyecto de ordenanza, referido al control de los medidores, que presentó el bloque del Frepam.
Unas 800 fotos.
Los cooperativistas fueron citados al cuerpo deliberativo durante la mañana de ayer, para informarles sobre el relevamiento elaborado por la concejala Patricia Testa (UCR-Frepam), junto a sus pares de bloque. La edila puso en duda el funcionamiento de los medidores de agua y el estado de conservación y limpieza de los equipos. Dedujo que, por ello, podrían presentar fallas y errores en la lectura, perjudicando a los usuarios.
Al expediente, Testa le sumó unas 800 fotos tomadas a 250 medidores de agua para dar muestras de una situación que considera inapropiada. En este sentido, elevó una ordenanza para pedirle al Ejecutivo Municipal intervención en el problema y que se ponga en marcha un sistema de control al concesionario -en este caso Corpico- para que se garantice el mantenimiento de los medidores, las cajas y sus tapas.
Ayer, el titular de la cooperativa, Miguel Langé desautorizó el enfoque que se realizó sobre el relevamiento. "De los 250 medidores que fueron fotografiados, hay sólo siete que están trabados y que forman parte de los equipos que serán reemplazados: el resto está funcionando con normalidad", dijo.
El cooperativista aclaró que es muy posible que los medidores de agua acumulen tierra, hojas u otro tipo de suciedad en la caja en que están instalados, pero que eso no significa que no se pueda tomar nota de las cifras de consumo de un usuario. "Quizás los que efectuaron el relevamiento no pudieron leer la numeración, pero eso no significa que no funcionen o que tengan algún problema técnico", agregó.
Congelamiento.
Según reveló, en toda la ciudad hay instalados unos 18 mil medidores y, cada mes, se cambian unos 100 artefactos. La vida útil de cada equipo es de alrededor de ocho años. "Ante la consulta que se nos hizo, mostramos la garantía de los fabricantes que aseguran que los medidores pueden funcionar bajo tierra o bajo el agua y que esas circunstancias no afectan el funcionamiento", dijo Langé.
"Es más, es preferible que a veces estén cubiertos con tierra para protegerlos de las heladas y las bajísimas temperaturas, que sí representan una dificultad", añadió. Luego, explicó que en algunos barrios de la ciudad se colocaron medidores verticales, empotrados en pared, cuyo resultado no fue el esperado ya que en invierno y, ante temperaturas bajo cero, se reventaban por el congelamiento del agua.
El presidente de Corpico recordó que el cambio de los medidores estaba calculado dentro de los costos operativos de la tarifa, cuyo aumento había sido solicitado en un porcentaje del 40 por ciento. El Concejo Deliberante terminó aprobando un incremento del 17 por ciento.
Ante el relevamiento de Testa, algunas voces cooperativistas se mostraron extrañadas. Una fuente ligada al Consejo de Administración de la cooperativa adujo que el informe buscó ser "un show mediático" para resaltar su labor y que tenía "poco sustento", según sus palabras.
"No sé qué se persigue, pero con trasmitir sus dudas sobre los medidores a los directivos de la cooperativa alcanzaba para tener toda la información técnica a su alcance", dijo la fuente. "Además el porcentaje de equipos con fallas es mínimo sobre los 18 mil que tenemos colocados", agregó.
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