Cali, la ciudad de los siete ríos, hoy es una comunidad amenazada por la falta de agua potable. Tal panorama obliga a que los caleños conozcan la realidad de ese servicio público y las soluciones que deben emprenderse en el corto plazo, para evitar una crisis que está anunciada.
Durante cuatro siglos y medio la capital vallecaucana ha gozado como pocas ciudades del privilegio de ser rodeada por el agua. Ese recurso, a la vez que definitivo en la construcción de la tercera urbe más importante de Colombia, fue uno de los grandes atractivos turísticos y el orgullo de quienes vivían aquí. “Cali es un sueño atravesado por un río”, dijo Eduardo Carranza, poeta colombiano que con ello significó la simbiosis entre la naturaleza vallecaucana y quienes vivían aquí entonces.
Infortunadamente, esa alegoría parece ser cosa del pasado. Ahora, el presente es más inquietante que nunca: esos afluentes que antes eran fuente de frescura y símbolo de vida, hoy son depósitos de contaminación. Su cuidado es inexistente, mientras la ausencia de compromiso los convirtió en alcantarillas y zonas de las cuales sólo se acuerda la comunidad cuando las inundaciones y los derrumbes causan daños o producen alarma.
Pero hay un aspecto más grave. Se trata de la dificultad cada vez más notoria para abastecer del liquido potable a los más de dos millones de habitantes de la ciudad. La paradoja de tener que cerrar las exclusas de la bocatoma del acueducto en el río Cauca cada que ocurre un aguacero, indica a las claras el daño causado al segundo río más importante de Colombia. El privilegio de tener un afluente de tales proporciones se transforma entonces en motivo de angustia, porque sus riberas han sido destruidas y su cauce se ha convertido en fuente de problemas a causa de la erosión.
Así, el año pasado la capital del Valle sumó casi 30 días sin agua, a pesar de su abundancia. Y el riesgo de contagios e infecciones obliga a invertir cantidades crecientes de recursos en la purificación del vital líquido, mientras en el trayecto anterior a Cali se arrojan grandes cantidades de desechos tóxicos, como si el problema fuera sólo de los que habitan río abajo. Esa es la realidad que nadie puede ocultar y que debería tener respuestas inmediatas.
¿Qué hacer entonces? Desde la construcción de una represa en la zona de Pichindé hasta el traslado de aguas desde los ríos del Pacífico, pasando por la necesaria recuperación del Cauca, son algunas de las propuestas que se han escuchado. De ellas, sólo ésta última tiene algún trayecto recorrido, como resultado de las gestiones del Ministerio del Medio Ambiente para lograr el compromiso de la Nación. Pero todas reflejan la gravedad del problema que vive la ciudad.
Para responder a ese interrogante, El País, RCN Radio, Caracol Radio, el Noticiero 90 Minutos, el Club de Ejecutivos, la Cámara de Comercio de Cali y el Comité Intergremial del Valle realizan hoy el Foro del Agua. Es la oportunidad para empezar a definirle a Cali el camino que debe seguir si quiere quitarse de encima la amenaza paradójica de tener siete ríos y no poder gozar de agua potable |
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