Con un pequeño robot, el Gobierno porteño comenzó a explorar las conexiones pluviales para detectar y denunciar a las industrias que contaminan el Riachuelo. En rigor, se trata de una cámara montada sobre una plataforma de metal con cuatro ruedas. El robot sólo se mueve hacia adelante y hacia atrás, pero la cámara gira y además de tomar imágenes también detecta los vapores. Y en vivo y en directo -en una sala de monitoreo montada dentro de una camioneta, donde se hace el operativo- se puede ver mucho más que el agua corriendo en el interior de las cañerías y los desagües.
Ayer Clarín presenció una serie de operativos en los que se detectaron irregularidades y se inspeccionaron fábricas ubicadas en el barrio de Mataderos. Para los fiscales porteños, los funcionarios del Ministerio de Ambiente y Espacio Público y la gente de Delitos Ambientales de la Policía Federal, las imágenes eran más que elocuentes. A pocos metros del laboratorio Maprimed, en Murguiondo al 2000, el robot filmó una conexión que estaba carcomiendo y horadando las paredes de la cañería pluvial. Con la presunción de que lo que caía era algo más que agua, se labró una infracción.
También sobre el boulevard Garzón, las cámaras detectaron irregularidades en una cebería, en donde se procesan grasas y huesos de animales para la industria farmacéutica y para alimentos balanceados. Con las cámaras comprobaron que desde unos contenedores de desperdicios orgánicos se filtraban líquidos hacia la red pluvial.
Además de los líquidos tóxicos, el problema más grave del Riachuelo es justamente el vuelco de desperdicios orgánicos. "Mucha de la carga orgánica que contamina el Riachuelo se genera en la Ciudad, por eso ponemos el foco en estos controles", explicó la ingeniera Graciela Gerola de la Agencia de Control Ambiental.
Los desagües pluviales que recorren el subsuelo de la Ciudad son un entramado con alrededor de 30.000 sumideros y casi 1.200 kilómetros de conductos, más estaciones de bombeo y lagos reguladores. Hay cañerías de cinco metros de diámetro, pero hay otras que no superan el metro. En estas, la Dirección General de Red Pluvial hará rodar al pequeño robot, una suerte de Wall-E que, como el personaje de la película de Disney, sin tecnología excepcional cumplirá con su tarea de filmar.