Los responsables del proyecto cuentan las principales características arquitectónicas y en qué grado de avance se encuentra la obra. Glaciarum será un museo que, como una helada garra, se enraizará en el paisaje de El Calafate, en la provincia de Santa Cruz, para promover la cultura de los hielos patagónicos. Su imponente frente simulará las formas verticales de los glaciares. Abrirá sus puertas al público en Diciembre de este año. El museo estará destinado a la exhibición de contenidos audiovisuales para difundir los fenómenos naturales de la región: los glaciares, la geología, la fauna y la flora. "El museo ofrecerá información sobre los hielos patagónicos, desde un punto de vista atractivo", señala el ingeniero Hernán Ochoa, miembros del estudio proyectista. Los trabajos, que comenzaron en Agosto de 2008, constan de dos etapas. La primera abarca la construcción de un hall que distribuirá al público hacia tres pabellones alargados. "Dos de ellos alojarán -en once exhibidores- los contenidos temáticos, maquetas, infografías, ambientaciones y audiovisuales. El último albergará el auditorio con su antesala", dice el arquitecto Pablo Güiraldes, uno de los responsables del proyecto. "Hasta ahora están terminados los tres pabellones que tienen los contenidos y el auditorium, y las tres torres del hall. En estos días se cerrará la estructura metálica del hall", comenta Güiraldes. La segunda etapa de la construcción, en 2011, incluirá la creación de un pabellón paleontológico, que se ubicará del lado izquierdo del auditorio y también estará conectado al hall central. "Además diseñaremos un simulador de vuelo, con un piso móvil y grandes pantallas, que se vincularán al pabellón sobre el margen derecho de la obra", asegura el ingeniero.
MATERIALES Y SUBSUELO
El objetivo de los proyectistas fue crear un edificio adaptado al lugar pero, a la vez, con una fuerte presencia en el paisaje. "El museo se adapta al terreno y además contrasta con sus líneas agudas. En el frente se alzan tres torres de dos niveles, que están inclinadas en tres de sus caras y dinamizan la composición", explica Güiraldes. La fachada, con sus formas quebradas, está construida con tabiques de placas de poliuretano expandido, malla metálica y concreto proyectado. "Dichos espacios alojan los baños públicos, los baños del personal, la cocina y las oficinas. El museo está compuesto por un hall central y tres pabellones unidos por conectores de circulación. El hall tiene una altura promedio de seis metros y su revestimientos exterior es de chapa acanalada.
En cuanto a los tres pabellones también fueron diseñados con estructuras de columnas y vigas metálicas reticuladas. "Cada uno de ellos tiene un revestimiento interior de placa de roca de yeso y alturas interiores que varían desde los 4 hasta los 5,50 metros", completa el arquitecto. En el subsuelo la temperatura desciende y mucho: llega a cinco grados centígrados bajo cero. ¿Por qué? Hay un espacio construido totalmente en hielo. Es un bar que incluye revestimientos, mobiliario y equipamiento hechos en ese elemento. Destinado a servir bebidas, el espacio cuenta con su propio vestíbulo y área de servicios", agrega Güiraldes. Glaciarum es un museo que se adapta al paisaje y respeta la esencia patagónica. |
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