Por lo menos 30 personas murieron a causa de inundaciones y deslizamientos de tierra en el norte de Brasil, mientras que unas 200.000 abandonaron sus viviendas y millares quedaron aisladas en 10 estados, según funcionarios de la defensa civil. Tras meses de luvias intensas desde la selva amazónica hasta la costa atlántica en el norte del Brasil, se extreman los esfuerzos por llevar ayuda a decenas de pequeñas ciudades que quedaron aisladas por el desborde de los ríos en la región amazónica.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva sobrevoló las zonas más afectadas para distribuir canastas de alimentos a los refugios y hablar con los funcionarios locales. Cuatro estados en el noreste del país (Maranhao, Piauí, Ceará y Bahía) y dos en la región Norte (Pará y Amazonia) son los que más han sufrido los efectos de la riadas.
Un funcionario de defensa civil de Maranhao, Abner Ferreira, dijo que las autoridades se esfuerzan por asistir a los afectados porque las lluvias cortaron por lo menos seis carreteras. "Tenemos dificultades para prestar ayuda porque las inundaciones han barrido muchos caminos", dijo Ferreira. "Tenemos dos helicópteros de la fuerza aérea. Estamos usando camiones y botes para suministrar ayuda a la gente".
El teniente de ejército Ivar Araujo dijo que el nivel del agua de un río en Maranhao ha subido unos 30 centímetros por día. Agregó que dos puentes fueron destruidos. "Hay casas cubiertas hasta el techo", afirmó. "Hay lugares en los que el agua está tan alta que ni siquiera podemos usar un bote para llegar hasta donde está la gente. Hemos tenido que usar helicópteros para rescatar a más de 30". El ejército brasileño ha despachado más de 500 soldados en las últimas dos semanas para ayudar a las víctimas.
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