Aunque el color verde del follaje pareciera reflejar que todo anda bien en los pastizales que crecen sobre las colinas de la parroquia rural San Isidro, del cantón Sucre, al norte de Manabí, la situación es compleja para los ganaderos manabitas.
Las pocas lluvias que cayeron durante los meses de febrero y marzo frenó el ritmo de crecimiento del pasto, lo que hace vaticinar que el alimento para el ganado escaseará en los próximos meses.
Los pronósticos no son alentadores para este sector. Prueba de ello es la caída de los precios ante la venta inesperada de reses que algunos ganaderos iniciaron antes de una mayor devaluación.
“La situación es crítica. La producción de leche baja y los precios caen, un ternero destetado que estaba en $ 500 hace un par de meses ahora cuesta $ 300 con un peso de 4 quintales”, cuenta Álex Arias, un comerciante de leche.
Las afectaciones también se dan en los sembríos de maíz, arroz y algodón, entre otros.
Algunos agricultores como Mario Ortiz optan por vender sus cosechas de maíz a los ganaderos que trituran la planta para almacenarla en los silos y darle al ganado durante el verano.
“Los más perjudicados son los que sembraron a última hora a partir de febrero debido a que la planta no se desarrolló por la falta de agua”, asevera Ortiz.
En tanto que una vaca adulta en edad reproductiva se vende ahora en $ 500 cuando en febrero pasado su valor promedio era de $ 600.
Tierra afectada
La tierra agrietada que rodea los pastizales en plena etapa invernal, es un indicio de que en el verano habrá problemas.
En la granja del ganadero David Kuonqui hay apuro por repletar los silos que sirven para almacenar el alimento y abastecerse durante el verano.
A la falta de lluvias se unen otros factores como el incremento de los precios de los productos agroveterinarios que se dio desde diciembre pasado en un porcentaje de hasta el 30%, previo al aumento de los aranceles a los productos importados decretado por el Gobierno, según los ganaderos.
“No hay rentabilidad, hemos tenido que empezar a vender para reducir los gastos y antes de que los precios bajen más. Por lo general escogemos la vaca más flaca para deshacernos de esa”, explica Kuonqui, desde su granja en San Isidro.
En su parcela hay un sistema de ensilado que incluye una picadora. El mecanismo consiste en cortar el pasto sembrado, picarlo y almacenarlo en silos (huecos de hasta 2 metros de profundidad).
En temporadas de abundante lluvia, el ensilado se realiza a finales de mayo cuando el invierno culmina, pero en este año, los ganaderos empezaron a cortar pasto para almacenarlo a partir de marzo.
Plan para afrontar secuelas de sequía
Los sembríos de maíz, arroz y pasto son los más afectados por la ausencia de lluvias en la zona norte de Manabí. La Dirección Provincial de Agricultura y Ganadería determinó que hay unas 300 mil hectáreas de cultivos afectadas.
En estas tierras están incluidas 37.450 hectáreas de maíz, 15.700 de arroz, 254.900 de pasto y 105 de algodón.
En el caso del pasto, la cantidad representa el 30% del total sembrado durante la actual temporada que llegó a 849.675 ha, lo que hace prever la falta de alimento para el ganado vacuno especialmente.
Rubén Párraga, director agropecuario de Manabí, afirmó que los cantones del centro y sur de Manabí como Tosagua, Sucre, Rocafuerte, Bolívar, Jipijapa y Portoviejo, son los más afectados por la sequía.
En el resto la sequía no ha llegado a niveles de alarma ni las pérdidas son mayores.
Agrega que ante esta situación el Gobierno prepara un plan de contingencia para apoyar principalmente a los ganaderos con la entrega de insumos veterinarios.
“Incluso planeamos reestructurar las deudas que mantienen los agricultores con las entidades financieras estatales, aunque no habrá condonación”, advirtió el funcionario.
El Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap) determinó que solo en la provincia de Manabí ya se han registrado cerca de 50 mil hectáreas de sembríos perdidas, de las cuales, 15 mil son de pastizales. |
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