El presidente Fernando Lugo no logró doblegar la férrea postura brasileña y solo consiguió durante su visita oficial a este país la promesa de Lula de seguir conversando para lograr la cogestión en la administración de Itaipú y la terminación de las obras complementarias.
El tema de la libre disponibilidad y precio justo por la cesión de energía ni siquiera fue tenido en cuenta por los brasileños. Lugo aceptó un paquete de conocidos “espejitos”, como la construcción de dos puentes, uno en Foz de Yguazú y otro en Murtinho, y ayuda para que inversionistas del Brasil radiquen sus empresas en Paraguay.
Antes de venir a Brasilia, el gobierno paraguayo había expresado claramente que no aceptaría otra cosa que los puntos principales de sus reclamos, que era la libre disponibilidad y el aumento de las compensaciones por cesión de energía.
Sin embargo, durante las tres horas de conversación en Itamaraty y luego en la cena realizada en el Palacio de Alvorada, los brasileños fueron claros en el sentido de que no están dispuestos a ceder en ninguno de estos puntos y plantearon otras opciones alternativas.
Se acordó volver a conformar una mesa de diálogo integrado por los ministros de Relaciones Exteriores, Hacienda y Obras Públicas, que deberán discutir los acuerdos que finalmente podrían firmar los presidentes en junio, durante una visita de Lula a Asunción.
Es poco probable que en lo que resta del gobierno de Lula, ambos presidentes puedan volver a tratar las reivindicaciones paraguayas sobre la binacional. A fin de año el Brasil ya estará enfrascado en una campaña electoral, el próximo habrá cambio de gobierno y no se sabe cómo estará Lugo en Paraguay.
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