"No estamos en contra de una indemnización; consideramos que Shell tiene que pagar, y bastante más de lo que ofrece. Pero este acuerdo nos deja un sabor amargo porque, sobre todo, implica una gambeta a la responsabilidad que la empresa tiene sobre el ambiente que dañó", dice Alejandro Meitin, miembro de Ala Plástica, una fundación ambientalista involucrada con el derrame desde el primer momento.
Su preocupación no es gratuita. En enero último, al cumplirse diez años del derrame, Ala Plástica dio a conocer un complejo estudio científico basado en imágenes satelitales previas y posteriores al desastre. En él sostiene que el daño ambiental sobre el ecosistema costero no ha logrado ser revertido en todo este tiempo.
"Si ya perdimos diez años en reparar el ecosistema costero, por lo menos no perdamos la posibilidad de aprender algo de este desastre", agrega Meitin, quien considera que las condiciones que dieron lugar al derrame de Magdalena no han mejorado desde entonces.
"Siguen circulando frente a nuestras costas unas 13 mil embarcaciones con sustancias tóxicas cada año y no se han intensificado las exigencias sobre doble casco de esos buques. Nada impide que el desastre se repita, poniendo en riesgo a las personas que hacemos uso directo del agua del Río de la Plata", dice.
Esta semana, Ala Plástica volverá a presentar el mismo informe ante el Municipio de Magdalena. "Antes de que el intendente tome cualquier decisión queremos que quede constancia de que el daño persiste", explican. |
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