La ciudad bonaerense de Magdalena debate sobre la conveniencia o no de aceptar una millonaria oferta extrajudicial de la empresa petrolera Shell para indemnizarla como consecuencia del mayor derrame de petróleo crudo sobre aguas dulces del mundo, que se produjo diez años atrás.
Por este tema, el domingo que viene, en un plebiscito no vinculante, los habitantes de Magdalena deberán manifestarse a favor o en contra del acuerdo.
Para algunos habitantes de esa pequeña localidad vecina de La Plata se trata de una salida atractiva a un conflicto que se extendió por demasiado tiempo sin grandes resultados beneficiosos. Para otros, es motivo de indignación y escándalo; y una amenaza potencial a que al desastre ecológico quede impune.
El acuerdo extrajudicial consiste en el ofrecimiento de 9,5 millones de dólares y apoyo para obras por parte de Shell al Municipio a cambio de que éste renuncie a seguir adelante con sus acciones legales en busca de una indemnización mayor.
En la propuesta, la empresa no reconoce ninguna responsabilidad sobre los hechos ni la existencia de daño ambiental. Desde esta perspectiva, su oferta se presenta como una ayuda desinteresada más que una compensación.
La propuesta, aclaran desde el Municipio, es el resultado de una ardua negociación con Shell iniciada hace ya cinco años.
Frente a un proceso judicial que sufrió una anulación y numerosas demoras, las autoridades de Magdalena consideran haber llegado finalmente a un acuerdo "conveniente" para el pueblo, en el que no va a ser posible avanzar más.
Quienes se oponen al acuerdo sostienen sin embargo que, más que resultado de una negociación, éste es producto de una necesidad política de ambas partes. Y en este sentido resaltan la proximidad tanto de las elecciones municipales como de la asamblea anual de la petrolera en La Haya, donde ésta deberá dar cuenta ante organismos internacionales e inversores sobre el caso de Magdalena.
Lo cierto es que el domingo que viene, en un plebiscito no vinculante, los habitantes de Magdalena deberán manifestarse a favor o en contra del acuerdo. Y esa instancia encuentra por estos días al pueblo en medio de grandes contradicciones.
Para el intendente de Magdalena, Fernando Carballo, los 5,4 millones de litros de petróleo que impactaron sobre la costa de su municipio en enero de 1999 constituyen ya hoy "un daño difuso".
"Después de diez años de juicio estamos en cero: al ser trasladada la causa a un juzgado de la capital federal por decisión de la Corte Suprema, las actuaciones hechas en La Plata no sirven; el nuevo juez volverá a pedir pericias; y si se hacen ahora los resultados ya no son los mismos. El daño que quedó es un daño difuso que tiene que ver con el tiempo que los vecinos no pudimos usar la costa", dice.
Desde esa postura, Carballo sostiene que es mejor "pájaro en mano".
"En plena crisis mundial llegamos a un acuerdo por una cifra en dólares que nos parece conveniente. Tras cinco años de negociaciones es lo máximo que pudimos acordar", explica.
"Que Shell no reconozca su responsabilidad sobre los hechos es lógico; para eso tendríamos que ganarle el juicio. Pero que no los reconozca no significa que el dinero que ofrece no sea una indemnización. La ayuda desinteresada se limita a las otras obras que entran en el acuerdo", señala Carballo en referencia a la oferta de la petrolera para asesorar al Municipio en el diseño de un plan de explotación integral en materia turística, un parque industrial y un programa de tratamiento de los residuos.
A favor
"Un juicio como éste puede durar cuarenta o cincuenta años más. Yo entiendo que aceptar esa plata, que equivale a tres o cuatro presupuestos municipales, a Magdalena le sirve", opina Horacio Botana, un contratista local, mientras desayuna en una cafetería céntrica del pueblo.
En contra
La docente Mónica Ostegui cree en cambio que sí vale la pena hablar. "No me parece correcto este acuerdo; no sólo porque Shell debería pagar mucho más, como se calculó en un principio, sino porque además no se hace responsable del desastre que produjo".
"Desde entonces yo no llevo más a mis hijas al río ni pienso hacerlo, porque la contaminación persiste y en el pueblo se sabe que hay muchísimos casos de cáncer por contacto con hidrocarburos. Pero esto no se dice, ni tampoco se informó a la gente sobre la situación real. Muchos ignoran la dimensión del daño y hasta lo que implica este acuerdo", señala la docente.
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