Por su propia estructura geográfica y por el clima desértico, los oasis productivos mendocinos crecieron junto a los ríos. Para la agricultura provincial, el deshielo de la montaña es vital, en razón de que las escasas precipitaciones permitirían una escasa actividad agrícola.
En ese marco fueron construyéndose grandes diques a los efectos de embalsar agua para aprovecharla durante los “años secos”, mientras paralelamente se utilizó la fuerza del agua, por las pendientes, para el aprovechamiento hidroeléctrico.
Esos tres oasis productivos (el centro-norte; el Valle de Uco y el Sur) concentran la mayor cantidad de habitantes y, de ellos, es el del Norte el que se ubicó en un valle más cercano al pedemonte.
Ello ha generado, paralelamente, que durante mucho tiempo la ciudad de Mendoza quedara expuesta a posibles aluviones o al descenso descontrolado del agua cada vez que llovía con intensidad en la zona de la montaña.
Los datos indican que en 1716 un aluvión destruyó parte del antiguo centro y situaciones similares se vivieron en 1895 y 1959, aunque el hecho más grave se produjo en enero de 1970 cuando, como consecuencia de una fuerte lluvia, colapsó el dique Frías y el agua destruyó a su paso numerosas viviendas, con el triste saldo de 24 personas muertas y unos dos mil heridos.
Para evitar la repetición de los hechos, desde hace años se trabajó en la construcción de pequeños diques de contención que permitieran detener primero y derivar después el agua que descendía del pedemonte.
El colector Papagallos permitió reducir el peligro que se cernía sobre un importante sector de ciudad y parte de Las Heras convirtiéndose, junto con el Maure, en las presas más antiguas, ya que se construyeron en la década del 40.
En esa zona también se había construido la represa de San Isidro, la que terminó tapada por el avance inmobiliario. Ello generó paralelamente que un aluvión en 2006 afectara la zona de El Challao y sólo la ubicación del colector Las Heras logró que la masa de aguas no provocara mayores inconvenientes.
En ese esquema de construcción de represas para la defensa aluvional, cobra importancia el estudio dado a conocer en la Universidad Nacional de Cuyo, relacionado con el proyecto para la construcción de la presa Chacras de Coria. Una obra que estaba prevista desde hace más de 30 años, pero que nunca había logrado mayores avances.
Se trata de la última obra que permitirá concluir con el sistema de defensa aluvional y la propuesta demandará una inversión de 120 millones de pesos. Básicamente consiste en la construcción de un paredón de más de 20 metros de altura, al oeste de la traza del colector Viamonte, que está siendo impermeabilizado.
Debe recordarse que, en el verano de 2007, el descenso del agua en forma violenta de ese colector, le costó la vida a una persona que se encontraba en un costado del mismo.
Según los expertos, la construcción de la obra, junto a una segunda presa en el colector Sosa, también al oeste de la ruta Panamericana, garantizarán la regulación de las aguas de las tormentas para los próximos 200 años.
También se ha pensado en el trasvase de la cuenca de Papagallos a la del Frías, mientras parte de la cuenca del Maure se derivará a la futura Chacras. Además se extenderá el colector Blanco Encalada, que es el que contiene las tormentas en el sector bajo de la zona de La Crucesita.
La inversión prevista para la construcción de la presa de Chacras de Coria está estimada en 70 millones de pesos, a los que habrá que sumarle otros 30 para la Sosa y se realizaría con fondos de la Nación. Se asegura, en ese aspecto, que ya han sido otorgados 40 millones de pesos, a través del Fondo de Infraestructura y Recursos Hídricos de la Nación.
Es de esperar que el anuncio formulado en la Universidad Nacional de Cuyo comience a concretarse en el corto plazo a los efectos de llevar una solución definitiva al problema aluvional que, durante décadas, afectó a la ciudad de Mendoza y sus alrededores. Son obras necesarias, por lo que resulta incomprensible que hayan estado postergadas.
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