Durante una reunión del Foro de Articulación Chaqueña (Acha), el Ing. Elías Díaz Peña, dijo que la presión que ejerce el acuífero Yrenda en el norte del Chaco hacia el sureste de la región permite la extracción de agua salada, su desalinización a través de la ósmosis inversa e inyección de la salmuera al subsuelo, sin mayores peligros.
Esta franja comprende unos 200 kilómetros, desde Mariscal Estigarribia hasta Tte. Irala Fernández, y se desplaza desde el Pilcomayo hasta el Alto Paraguay.
Por eso, la Mesa de Agua de la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN) decidió la instalación de dos plantas desalinizadoras, una en la comunidad de Yalve Sanga y otra en Tte. Irala Fernández, y que esta agua sólo sea para uso doméstico.
La provisión será gratuita para los indígenas y las plantas quedarán después a cargo de una junta de agua local. Los dirigentes de la Mesa de Agua informaron que la Gobernación de Boquerón propuso seis plantas, incluyendo otros sectores más.
El Ing. Elías Díaz Peña afirmó que hasta el 20 de abril el equipo técnico operativo de la Mesa de Agua inspeccionó 101 de las 270 comunidades indígenas consideradas vulnerables, para diagnosticar y elaborar soluciones duraderas para la crónica falta de agua.
Indicó que otras soluciones viables son la rehabilitación de cauces antiguos del Pilcomayo, que implica la anulación de las represas en algunas fincas del Bajo Chaco, consideradas un acto criminal por impedir el acceso de agua a pobladores humildes. La prolongada sequía que azota a la región sacó de nuevo el tema de las plantas desalinizadoras como una opción.
Dinero de Hugo Chávez
Según Díaz Peña, el millón de dolares prometido por el presidente Hugo Chávez aún nadie tocó y está todavía en Venezuela.
Este dinero sería administrado por el Consejo de Desarrollo de 25 Leguas (Presidente Hayes), 400.000 se destinarán para el mejoramiento del hospital regional de dicha localidad y 600.000 para sistemas de agua en comunidades indígenas del Chaco.
En este contexto es importante señalar que si los Gobiernos de Luis González Macchi y Nicanor Duarte Frutos hubieran tenido la voluntad de construir un acueducto, a través de la Comisión Acueducto creada diez años atrás, menos crítica sería ahora la búsqueda de fuentes de agua segura, y Hugo Chávez no tendría la oportunidad de instalarse políticamente con tanta facilidad en el sector indígena del Chaco paraguayo con su donación.
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