El gobierno nacional presentó ante la Comisión de Límites de la Plataforma Continental de las Naciones Unidas más de 800 kilos de papel que son el resultado de más de diez años de labor continuada con el propósito de establecer, de conformidad con el artículo 76 de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, aprobada en 1995, los nuevos límites externos de nuestra plataforma continental.
De esta manera, con la respectiva información científica y técnica de apoyo, la Argentina reclama soberanía sobre más de 1.700.000 kilómetros cuadrados adicionales de mar, más allá de las 200 millas contadas desde las líneas de base a partir de las cuales se mide la anchura de nuestro mar territorial mediante líneas rectas, pero sólo hasta las 350 millas de la costa o hasta las 100 millas de la línea en que el mar alcanza una profundidad de 2500 metros.
La presentación realizada -hija de un largo y prolijo trabajo de nuestros profesionales, a través de diversas administraciones nacionales- supone reclamar asimismo el derecho de explorar y explotar todos los recursos naturales que allí se encuentren. La solicitud argentina, cabe destacar, incluye las aguas que rodean a las islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y el Sector Antártico Argentino.
El proceso no es unilateral ni se agota ciertamente con lo ya hecho. Con la presentación realizada, nuestro país -como ocurre ciertamente con todos los demás Estados partes de esa convención que hayan formulado otros pedidos- esperará ahora las recomendaciones escritas que, sobre nuestra presentación, debe formular la aludida Comisión de Límites, las que seguramente llegarán cuando la frondosa documentación acompañada por nuestro país se haya analizado en detalle a través de una subcomisión especial. En caso de desacuerdo se deberá presentar, dentro de un plazo razonable, una nueva solicitud.
Para que los nuevos límites reclamados para nuestra plataforma continental nacional se transformen en definitivos y obligatorios deberemos, en su momento, tomar como base -es decir, aceptar- las recomendaciones que, respecto de nuestra solicitud, finalmente formule la aludida Comisión de Límites de la Plataforma Continental.
Luego de ello se deberán depositar en poder del secretario general de las Naciones Unidas las cartas e información pertinente, incluyendo los datos geodésicos que describan de modo permanente el nuevo límite exterior de nuestra plataforma continental.
El camino aún por delante no es ni rápido ni necesariamente sencillo. Deberán resolverse, entre otras cosas, las situaciones derivadas de los reclamos formulados por el Reino Unido y Chile en sus respectivas pretensiones sobre áreas respecto de las que nuestro país reclama soberanía. El Reino Unido ha presentado ante la Comisión su reclamo para extender su dominio, incluyendo en su proyección las islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, pretensión rechazada por la Argentina.
También deberá determinarse qué hacer con los reclamos que tengan que ver con el Sector Antártico, desde que, según el artículo IV del Tratado Antártico, aprobado en 1961, no pueden hacerse nuevas reclamaciones de soberanía territorial en ese continente ni ampliarse las reclamaciones anteriores mientras ese tratado esté vigente. Por esto algunos países, como Gran Bretaña y Nueva Zelanda, no han hecho presentaciones sobre sus pretensiones respecto del Sector Antártico, pero se han reservado expresamente el derecho a hacerlas en el futuro, y otros, como Australia, han formalizado, en cambio, sus presentaciones incluyendo al Sector Antártico, aunque pidiendo expresamente que ellas sean sólo recibidas y archivadas, sin ser analizadas.
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