He leído atentamente el editorial de Los Andes del 23 de abril, que pondera una atinada medida sobre los espejos de agua de la provincia, donde dice: “La sanción definitiva de un proyecto tendiente a establecer pautas ambientales a las actividades industriales, de servicios, deportivas y comerciales a desarrollar en las adyacencias de los espejos de agua, tiende a solucionar un problema que se planteó con anterioridad en otros diques y que generaron una preocupante contaminación”.
También es realmente preocupante la cantidad de basura que tiran las personas que disfrutan de sus orillas, que son numerosas los fines de semana. Las costas de ese lago transparente y celeste están sembradas de bolsas de nylon, botellas de vidrio y plástico, pañales y demás porquerías.
No hay ningún tacho de basura a la vista, ningún cartel que motive a los visitantes a no dejar sus desperdicios allí, ningún órgano oficial que organice la recolección de los montones de desechos desparramados por donde la mirada se despliegue. El primer contenedor de basura está en la estación de servicio ubicada al inicio del camino del perilago y siempre la hemos encontrado rebasando.
Si continuamos así no harán falta industrias ni otro tipo de actividades para que en breve tiempo el lago esté contaminado, porque a medida que la cota va creciendo, una gran parte de esta basura es tapada por el agua y así va deteriorando desde dentro la propia ecología.
Creo que es urgente limpiar las orillas, colocar basureros, educar con cartelería y poner multas a quienes, aún así, dejen sus residuos en la costa.
Otro aspecto que sería bueno rever en las reglamentaciones que se implementan en el lago Potrerillos, es la prohibición de bañarse, según nos indican los inspectores que por allí controlan las actividades. Cuando hacen 35ºC, no hay ningún árbol, el sol deslumbra y el agua transparente invita; los mendocinos tenemos prohibido bañarnos y mucho menos nadar en este espejo de agua.
Si uno lee las reglamentaciones y ordenanzas de otras provincias y países que tienen décadas de experiencia en el tema, puede enterarse de que la natación es una actividad habitual en los lagos y cuando es deportiva está permitida en cualquier espejo de agua siempre que el nadador vaya acompañado de una embarcación a remo, vela o motor. De esa manera puede internarse sin problemas aguas adentro.
Un aspecto más a rever serían los requisitos para permitir la navegación de embarcaciones pequeñas como canoas, botes o piraguas. En Córdoba, por ejemplo, éstas tienen navegación libre y sólo necesitan matrícula cuando poseen un motor de emergencia que no supere los 5 HP, según el art. 3º del Decreto 2644/97, Ley 8264.
Cuando uno tiene un bote inflable a remo, puede andar con él en cualquier lago de Córdoba, en cualquier playa de la Argentina, de Chile, de Uruguay, del Brasil y de Nueva Zelanda, siempre que no moleste a los bañistas. Pero no puede andar en el lago Potrerillos con ese mismo bote porque no tiene fondo duro.
Por lo tanto sugiero a las autoridades que continúen estableciendo pautas para que todos podamos disfrutar muchos años más de este lago que es maravilloso, pero que sean razonables, que la lógica modele los reglamentos.
Mendoza es una región montañosa, las actividades náuticas surgieron no hace mucho tiempo, por ende es de sabios aprender de aquellos que ya tienen mucha experiencia en el tema.
Sólo es cuestión de leer las leyes que otras provincias y otros países tienen al respecto. En países como Nueva Zelanda, Brasil y Uruguay, por ejemplo, llenos de playas, se brinda amplia libertad para nadar y navegar en sus aguas, porque ése es el modo más habitual de disfrutarlas.
Aún en los sectores sin bañeros, no está prohibido bañarse ni navegar y es frecuente encontrar tachos de basura y un cartel que informa sobre las condiciones de esa playa. Se hace educación cívica para desarrollar la responsabilidad personal y nunca uno va a ver allá costas plagadas de basura.
Cristina Nores
DNI 10.446.290
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