Las división entre ricos y podres que marca el diálogo sobre el cambio climático emergió hoy aquí en la Conferencia Mundial sobre los Océanos a la hora de emitir una declaración final.
Las diferencias entre los países en desarrollo y las potencias industriales son claras en materia de un fondo de adaptación en el ámbito marino, transferencia de tecnología y la urgencia de los asuntos oceánicos en las conversaciones de la ONU sobre el clima, manifiestas en la falta de unidad para avalar ese documento a nivel ministerial.
Diarios indonesios recuerdan que los expertos fallaron el martes en lograr un consenso sobre artículos clave del proyecto original de declaración, propuesto por naciones en vías de desarrollo, incluida la anfitriona, y dejaron la negociación en manos de los ministros.
Según fuentes vinculadas a los primeros debates, se debió suavizar el lenguaje de algunos acápites ante la cerrada negativa de poderosos asistentes.
El texto original pedía al Consejo del Fondo de Adaptación de Naciones Unidas para la Convención Marco sobre Cambio Climático considerara incluir en esa categoría una administración integrada de las costas y océanos, pero ninguno de los aspectos medulares que diferencian las posiciones de ricos y pobres superaron la prueba.
Estados Unidos reconoció la vinculación entre la evolución climática y los océanos, pero se negó terminantemente a incluir el tópico en ese mecanismo de las Naciones Unidas y dijo se hablará del tema en el Panel de Copenhagen, en diciembre próximo.
El grueso de las versiones apuntan a una mayoritaria voluntad de contemplar la cuestión del mar en la agenda esas últimas pláticas, dirigidas a hallar un sucesor al Protocolo de Kyoto, aprobado en 1997 y en vigor desde 2005, pero rechazado por las principales potencias industriales |
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