La preocupación por la sequía en el territorio santafesino, que no da tregua y ha menguado la producción, llevó a la pregunta de por qué llueve torrencialmente en el norte de Brasil y en el sur de ese país faltan precipitaciones. Lo mismo sucede en el nordeste argentino y en las provincias del Litoral.
La pregunta ameritó una extensa respuesta por parte de Fernando Ardura, consultor de Políticas Públicas Ambientales y Planeamiento Biorregional, director de Proyectos de Fundación Hábitat y ex vicepresidente de la Administración de Parques Nacionales.
En comunicación telefónica con El Litoral, el experto sostuvo que a los fenómenos climáticos había que analizarlos en una escala de tiempo mayor que dos años, a propósito de que la sequía en la provincia lleva 14 meses, según las zonas. “Deben ser analizados en un tiempo mucho más amplio”, dijo.
Indicó que impactan cuatro factores que están asociados. En primer lugar, citó al cambio climático y, en segundo término, la deforestación en las zonas de cuencas nacientes de los ríos que llegan a nuestro país en Brasil y Paraguay. “Hoy está deforestada el 90 % de la Selva Subtropical Paranaense y en un 85 % el Mato Grosso. Es decir, estas dos grandes masas de bosques han desaparecido y justamente en la zona de naciente de los ríos Paraná, Paraguay y Uruguay, que por declive llegan hacia nuestro país. Se perdió tanto la protección en la cabeceras de las cuencas como la capacidad de retener las aguas, tanto en el Mato Grosso como en la Selva Subtropical Paranaense”.
Un tercer problema ha sido el fenómeno de El Niño, que “incide fuerte en el sector continental y no sólo en el Pacífico”, y un cuarto factor está representado por las represas en Brasil, que impactan en el escurrimiento de aguas en el Río de la Plata. “Si hay sequía en Brasil, se retiene agua”, indica. “Es decir, hay una modificación del medio ambiente y un proceso de cambio hidrometeorológico desde Mato Grosso para abajo. Mato Grosso quiere decir “selva gruesa” -algo muy parecido al Impenetrable- y hoy es una pampa”, precisó.
Ardura explicó que, en los últimos 50 años, el clima ha cambiado y lo ha hecho en un 50 % por mutaciones de la naturaleza y, en otro porcentaje similar, por la intervención humana. “Esto produce una modificación de las condiciones del medio ambiente para sustentar la producción y hoy observamos las estructuras económicas fuertemente impactadas por estas alteraciones”.
En la óptica del experto, “para la Argentina es un problema central, como lo son la educación o la seguridad, y la pregunta es por qué no estamos poniendo foco en esto, estudiando los problemas y buscando las alternativas. La respuesta es porque no interesa, porque no existe conciencia de la significación que tendrán los cambios que se están produciendo”
El trópico se traslada hacia el sur
“Se está bajando al sur el trópico”, señaló en otro momento de la conversación telefónica. “Esa frontera se está corriendo hacia el sur: Tucumán, Formosa, Chaco..., el Noreste se está tropicalizando y, a su vez, la región templada -la Pampa Húmeda- se subtropicaliza. Brasil y Paraguay tienen zonas de lluvias y de sequía; esto se está trasladando a la Argentina, y llega a Chaco y a Santa Fe” .
Al ser consultado si, de ser así, no debería haber más precipitaciones en lugar de sequía, respondió que hay “un trópico seco y otro húmedo; hay un páramo tropical y una selva tropical”.
Y pasó a demostrarlo. Señaló que la más grande concurrencia de exceso hídrico -un interfluvio- se da entre los ríos Teuco y Bermejito, que son ríos paralelos y afluentes del Bermejo en el noroeste de Chaco. “Allí observamos miles de hectáreas bajo agua con el consecuente perjuicio para sus habitantes, en tanto que, 80 kilómetros al sur, en Castelli, se da la peor de las sequías en la historia de Chaco.
“Estamos teniendo un cambio de condiciones ambientales y de los suelos que ha dejado de ser un problema regional o provincial para convertirse en uno nacional. Seguramente, Santa Fe seguirá teniendo sequías e inundaciones, pero estos temas no le interesan a la clase política, cualquiera sea su signo”, aseveró Ardura.
“Esto que he descripto debe ser analizado como un tema temporal y de largo plazo y, en función de las nuevas condiciones ambientales, ver qué producciones pueden llevarse adelante en cada región. Pero hay una ausencia del Estado”, indicó, para decir luego que, mientras algunas regiones se verán perjudicadas, otras, como el sur de la provincia de Buenos Aires, ganarán tierras para pasturas y para la agricultura. “Esto llevará a migraciones y a problemas sociales”, evaluó.
El Niño
Consultado si debíamos esperar seguir con la sequía respondió que “por lo que hemos visto en los últimos tres meses, estamos con un “Niño neutro’. Se observa un ligero calentamiento de las aguas superficiales del Océano Pacífico a la altura de Perú y Ecuador; esto significa que no tendremos influencia de El Niño ni de la Niña. Por ello estimó que para la zona argentina de Chaco, el río Paraná y La Pampa se avanzará a condiciones normales de clima”.
“Esto es por El Niño -aclaró-, pero el proceso de tropicalización avanza e influirá en el traslado de las fronteras agropecuarias hacia el sur, incluso hasta llegar al río Colorado”.
Desertificación
Fernando Ardura dice que el fenómeno más importante que modifica el ambiente es “ el de la desertificación”, que avanza en la Argentina. “Actualmente, 18 de las 24 provincias lo sufren. Hay que analizar, entonces, qué tipo de producciones debemos desarrollar, pero lo que observo es que no existe preocupación por los cambios en el medio ambiente”, remarca.
Ordenamiento territorial
Ante lo descripto, Ardura sostuvo que “falta una planificación sobre cómo reemplazar unas producciones por otras, y de investigación. No se investiga por falta de recursos”, precisa.
El consultor brega por que se alcance un acuerdo en el que participen el Estado nacional, las provincias, los sectores científicos y de la producción, “para ver cómo se acompaña el cambio climático, se planifica la producción y se mitigan los efectos más dañinos”.
A su juicio, debería ser éste un tema central de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, y recordó que “desde hace 10 años avanzamos hacia un período no húmedo, que también tuvo su ocurrencia en otras épocas del siglo XX”.
Demandó, además, “un ordenamiento territorial donde se determine qué suelos cuentan con aptitud ganadera, cuáles son para la agricultura y en cuáles se puede hacer producción forestal. Estados Unidos, Japón y Gran Bretaña lo tienen”, y señaló que el ejemplo dado “es el de tres países donde hay libertad económica pero el uso del suelo está planificado.
La clase política debe tomar conciencia de lo que está sucediendo en el medio ambiente.
“Necesitamos no un Estado “gordo’, sino un Estado “musculoso’ ”, precisó.
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