El presidente de Bolivia, Evo Morales, que firmó el sábado el contrato de construcción de la represa de Misicuni que dotará de agua a la ciudad de Cochabamba y varias provincias, afirmó que ese gigantesco proyecto consolida la lucha nacional e internacional que encabeza para que el agua sea considerada como un derecho humano y no se privatice para beneficio de pocos.
En su discurso, el Jefe de Estado recordó que compartió con las organizaciones sociales y el pueblo de Cochabamba la denominada "guerra del agua" en el año 2000, cuando todavía era diputado nacional, que en una insurrección popular logró expulsar a la empresa Aguas del Tunari, subsidiaria de la transnacional estadounidense Bechtel, que fue favorecida por el Gobierno de esa época con la concesión del servicio y distribución de agua en esa ciudad.
"En esa lucha de que el agua es un derecho humano, ese planteamiento de la lucha de los pueblos indígenas de Bolivia y de la lucha del 2000, he visto que el agua no puede ser privatizada, es un recurso natural. Cómo es posible que las empresas puedan adueñarse de ese recurso natural para vendernos", cuestionó en un encendido discurso y ante una multitudinaria concentración.
Morales dijo que de esa lucha nació un sentimiento no solamente para la región, ni para la nación sino para la comunidad internacional de que "el agua es un derecho humano, los servicios básicos son un derecho humano", como está reconocido en la nueva Constitución Política del Estado que impulsó y que fue votada en enero con más alrededor del 64%.
"Gracias a ustedes, gracias a la lucha del pueblo boliviano yo siento que soy más querido en el mundo, saben por qué, porque ese mensaje de que la luz, el agua, el teléfono la tierra, son servicios básicos y no pueden ser de negocio privado, cuando informó en los foros internacionales en el mundo, saludan y aplauden y quieren implementar esta clase de políticas", remarcó.
En esa defensa férrea de los recursos naturales y del medio ambiente, Morales logró que la Asamblea de las Naciones Unidas declare el 22 de abril como Día Mundial de la Pachamama (Madre Tierra, en Aymara).
La represa de Misicuni, un proyecto de más de 40 años de espera, tendrá una altura de 120 metros y suministrará 3.100 litros de agua por segundo, de las cuales 2.000 litros se destinaran al uso humano y 1.600 para riego de extensas tierras agrícolas en esa región del valle boliviano.
El proyecto se construirá con una inversión de 84 millones de dólares que provienen de recursos del Estado, de la región, de la cooperación italiana y de la Corporación Andina de Fomento CAF) y concluirá en aproximadamente tres años y medio.
Morales anunció que está gestionando otra cooperación de 100 millones de dólares para una segunda fase para que Misicuni genere, hasta el 2012, al menos 100 megawatios de electricidad.
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