El ministro de Aguas, Medio Ambiente y Servicios Públicos, Antonio Ciancio, advirtió que la prioridad ante la emergencia por la sequía en el norte es asegurar la entrega de agua potable envasada por Assa, y enviarla a la gente a través de camiones cisterna. Las entidades que representan a la producción, en cambio, sostienen que en el norte, si no hay ganado, tampoco habrá gente.
En una acalorada reunión celebrada esta semana, el funcionario avisó que, además del ciclo natural de sequía que afecta a buena parte del país, la situación es aún peor en los Bajos Submeridionales debido a lo que llamó “canalización indiscriminada”, un término que irritó a los dirigentes del Consejo Regional Económico del Norte Santafesino (Corenosa), la entidad impulsora de esas obras que las describe como “necesarias cuando hay exceso de agua”.
Para Ciancio, los efectos de drenar el agua y recibir excedentes de otras provincias en épocas de inundación se ven luego, cuando las lluvias cesan.
Las dudas sobre los efectos de despejar el humedal y convertirlo artificialmente en un territorio similar a la pampa no son nuevas en el norte santafesino. Sin embargo, ahora por primera vez se ha trazado un debate abierto en la prensa del centro norte santafesino sobre los llamados ‘efectos no deseados’ de los canales que sirvieron para eliminar excedentes hídricos y agregar más ganado y cultivos a la zona, en especial la resistente soja.
Alberto Padoán, vicepresidente de Corenosa, ha dicho que en el gobierno santafesino “se están yendo en amagues y no concretan obras básicas”, porque la canalización debe complementarse con compuertas, azudes, reservorios, pozos de bombeo y acueductos para cuando no hay lluvias.
“Está muy bien, han repartido muchos litros de agua, pero si seguimos así no habrá a quién repartirle agua en los Bajos”, dicen por otra parte productores rurales de Tostado y Reconquista.
El ministro sostuvo que la escala de la explotación agropecuaria y lo que tantas veces se muestra como un éxito -la extensión de la frontera agrícola con la consiguiente eliminación de bosques y reservorios verdes- tiene efectos concretos.
“El hombre puede hacer cualquier cosa, menos dejar de pagar las consecuencias”, advirtió Ciancio. Y afirmó que no se puede “hacer tabla rasa con los bosques y con los humedales y después quejarse porque no hay agua. Es actuar como el perro que se muerde la cola”, señaló.
Según el INTA. El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria describe así a la región los Bajos Submeridionales: Está ubicada en el norte de la provincia, en los departamentos 9 de Julio, Vera y San Cristóbal; su relieve corresponde a una extensa faja deprimida e inundable. Las inundaciones son de larga duración, pero, en general, la lámina de agua es de poco espesor. Esta condición, con agua casi inmóvil, de la cual emergen árboles y matas de pastos altos, induce a errores de interpretación durante la observación aérea y de imágenes satelitales. Si bien algunos islotes permanecen emergidos, las comunicaciones terrestres quedan totalmente interrumpidas, excepto a través de la ruta pavimentada Tostado-Vera.
Se reconoce un sector más deprimido, con forma semejante a un embudo, donde se concentra gran parte de las aguas que, lentamente, son conducidas hacia el río Salado inferior a través de la “línea” Golondrinas-Calchaquí (conjunto de cauces, lagunas y planos de inundación).
Fuente: Crítica Santa Fe |
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