Los barrios El Paraíso, en Chilibulo; Utreras, en la Ferroviaria Alta, y La Loma Gorda, en Atucucho Alto, son los barrios con más altos índices de pobreza en Quito. En el primero, el 78% de los lugareños vive en extrema pobreza; el 70% en el segundo y el 47% en el tercero.
Los datos se incluyen en un estudio de la Unidad de Información socioambiental de la Universidad Andina Simón Bolívar, que presentó el mapa de la pobreza en la capital.
Carlos Larrea, director del equipo de cinco especialistas que realizó el estudio, precisó que los mapas sociales que resultaron de la investigación solo incluyen las parroquias urbanas de Quito. “Lo interesante es que por primera vez se difunde información desagregada sobre las condiciones de vida en la ciudad”, señala.
Larrea, quien tiene una maestría en Ciencias Sociales, señaló, además, que la cartografía obtenida en el trabajo indica el porcentaje de la población que no puede satisfacer sus necesidades fundamentales, como salud, nutrición, salud y vivienda. “Estos datos son los más actualizados sobre condiciones de vida en la ciudad”.
Adicionalmente, el consultor e investigador afirma que existen barrios en Quito que tienen condiciones de pobreza superiores al 60%. “Quito es una ciudad que esconde una enorme desigualdad social. Esa desigualdad está asociada a la segregación residencial”.
El mapa de la pobreza fue elaborado con la colaboración del Proyecto Rimisp (Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural). En la investigación se empleó el método de estimación de áreas pequeñas, atribuyendo a cada hogar del Censo de 2001, así como modelos matemáticos de regresión sobre el consumo por habitante obtenidos de la encuesta de condiciones de vida de 2006.
Una investigación con aporte internacional
Según el estudio, la incidencia de la pobreza es el porcentaje de personas que en un área geográfica determinada no pueden satisfacer sus necesidades básicas de educación, salud, nutrición y vivienda. Se ha tomado como un parámetro de la pobreza la cifra de USD 64,27 mensuales de 2006 por persona.
Los mapas serán complementados con cuadros en Excel con la información estadística para cada localidad, incluyendo sus márgenes de error.
El estudio tuvo el financiamiento del Centro Internacional para la Investigación y para el Desarrollo de Canadá. El siguiente paso consiste en ampliar los datos en todo el país, según Carlos Larrea.
El alcantarillado falla en la zona de La Loma Gorda
En el noroccidente de Quito, Patricio Morales lava su ropa en una rústica piedra de su casa. El quiteño, de 28 años, vive en el barrio La Loma Gorda, en el sector de Atucucho Alto.
Mientras realiza sus quehaceres, el agua que desecha sale por un canalete. El morador reside ocho años en la zona y afirma que no poseen alcantarillado y las calles están en malas condiciones. Plásticos negros, pedazos de zinc y alambres de púas en mal estado rodean su pequeña vivienda, por la que paga USD 20 mensuales. “En ocasiones trabajo como ayudante de construcción y mi madre lava ropa”.
En la parte alta del sector, se encuentra el reservorio de agua Atucucho Alto. A unos pocos metros vive Manuel Muñoz. El vecino de Morales cuenta que cerca de 20 familias reciben agua de este tanque a través de tuberías.
El hombre, de 59 años, trabaja como agricultor cerca de su vivienda que adquirió hace 25 años. Con unas botas de caucho y gorra negra camina junto con su primo Segundo Ronquillo.
Los dos trabajan cuidando dos vacas pequeñas, un chancho y varios borregos. “Cinco personas de mi familia subsistimos con la siembra de papas y varias hortalizas”. El hombre afirma que no tiene otro ingreso.
A unos 20 metros, Segundo Zuquillo sale de su vivienda con una escoba en su mano. Con inquietud admite que no existe alcantarillado y debe barrer los días que llueve cuando el agua se empoza fuera de su vivienda. “Esa situación es molestosa para nosotros”.
En Utreras se padece por la falta de agua potable
En el suroriente de la ciudad, María Untunia camina con su nuera Carolina Yuquilema, de 20 años. Con chales raídos por el uso, las moradoras del barrio Utreras, en la Ferroviaria Alta, se dirigen por la calle La Sofía. La vía empedrada las conduce hacia la tienda más cercana.
Untunia refiere que debe cubrir ocho cuadras para llegar a su destino. Sin embargo, la quiteña, de 42 años, cuenta que en el barrio también conocido como
Las Antenas no disponen de los servicios básicos. “No tenemos agua potable desde que llegué a vivir hace 20 años”.
La pequeña casa de cemento donde habita con 15 personas es arrendada. Esa vivienda forma parte de las 298 casas que existen en el barrio, colindante con la Forestal Alta.
Sobre los techos de la mayoría de casas hay bloques y palos viejos, para cubrir los zinc en mal estado. De una de esas viviendas, María Santafé sale a buscar a su nieto Jefferson, de 8 años.
La quiteña, de 64 años, camina descalza por una superficie de tierra. Lleva un chal oscuro y también raído y un sombrero negro igualmente usado.
Unos guantes de caucho cubren sus manos. Ella trabaja fabricando ladrillos en su casa.
Con voz baja, cuenta que no tienen el líquido vital ni alcantarillado. “Pedimos agua a los vecinos de La Forestal. De otro modo no tenemos cómo cocinar, lavar ropa ni bañarnos”.
Mientras limpia el rostro sucio de su pequeño nieto, dice que no le alcanza el dinero para enviarlo a una escuela.
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