Ayer, sin embargo, el interventor del puerto Roberto Benítez dijo que las embarcaciones con naftas y gasoil todavía logran hacer sus descargas, aunque señaló que el río está a sólo 10 centímetros de la bajante récord de enero y febrero.
Meses inciertos
Benítez, en declaraciones a FM Universidad, dijo que actualmente el río tiene una altura de 1,80 metro (en bajante) en el puerto, y señaló que si bien todavía eso no impide la llegada de embarcaciones con combustibles, lo que preocupa es que la falta de lluvias podría extenderse hasta septiembre. “No sabemos hasta cuánto puede bajar”, adelantó.
Toda la hidrovía Paraná-Paraguay está complicada por la sequía. En Barranqueras todavía no hay un gran movimiento de granos como el que hubo a la misma altura del año en 2008, pero en algún momento la circulación de producción se liberará y podría haber problemas para sacar la producción por vía fluvial.
Por el momento, la actividad portuaria se centra en los movimientos de combustibles y buques areneros. “Hasta ahora entran con normalidad”, confirmó Benítez. A la vez, para paliar la situación, se draga el riacho; pero ese remedio tiene un límite si la bajante prosigue.
Además, se espera la llegada de la draga 403, que es la que trabajará concretamente sobre el canal de navegación. Lo que se hace ahora con la draga disponible es mejorar los accesos a los puntos de descarga.
Las noticias desde la alta cuenca no son alentadoras. Hay lluvias, pero no significativas. Benítez expresó su deseo de que “aunque se mantenga este mínimo caudal y el río no sigo bajando, porque todavía podemos trabajar. Pero si estamos como en enero o febrero, cuando teníamos 1,70 metro, se complica bastante todo”.
El resto de la cuenca
Hacia el sur la situación también es difícil. Ayer el diario La Nación publicó un informe que indicaba que en Entre Ríos hay una histórica bajante de los ríos Uruguay y Paraná. “Hay ciudades que ya están sufriendo desabastecimiento de agua potable, porque el nivel de los ríos se encuentra por debajo de las tomas. Las autoridades prevén que, en los próximos días la situación se agrave, ya que la poca agua que corre aumentará su nivel de contaminación como consecuencia de los efluentes de cloacas y de los desagües”, dice el artículo. Se estima que las consecuencias serán mayores y complicarán el abastecimiento de energía de la región, ya que sólo dos de las catorce turbinas de la represa Salto Grande, sobre el Uruguay, están funcionando.
El río Uruguay presenta un registro de bajante que lo ubica apenas unos centímetros por encima del cero. También el río Paraná sigue bajando en todo su curso medio e inferior, y acentúa la preocupación de las autoridades portuarias de la provincia de Santa Fe —especialmente en el Gran Rosario— donde se encuentra instalado el polo oleaginoso más importante del país, cuyas operaciones están hoy comprometidas.
El informe señala que en Rosario, en las últimas 96 horas el río descendió 50 cm y está 2,5 m por debajo de su nivel medio. La bajante causa preocupación en los puertos de la zona, ya que si bien las condiciones de navegabilidad continuaban siendo relativamente aptas, los buques de ultramar no pueden cargar totalmente sus bodegas. Algunos las ocupan sólo en un 50%.
En la ciudad de Santa Fe, el Paraná seguía bajando (con una marca de 1,73 m) y se estima que, antes del fin de semana, podría interrumpirse el ingreso de buques cisternas de la empresa Shell, que transportan combustible para su planta de almacenamiento y distribución instalada en la zona portuaria.
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