Aunque el nivel promedio del río Paraná creció ayer hasta 1,01 metro frente a las costas de Rosario, un centímetro más que en los últimos días, la pronunciada bajante de las últimas semanas comenzó a generar inconvenientes en la provisión de agua potable. Los registros actuales están al menos dos metros y medio por debajo de las medias históricas, aunque no alcanzaron aún el piso de 75 centímetros que se observó en 1989. Las autoridades de Aguas Santafesinas S.A. (Assa) aseguraron que cumplir con el suministro en toda la ciudad hoy es una tarea "algo complicada".
La empresa tiene 15 máquinas en funcionamiento para extraer el agua del río, pero por el bajo caudal el rendimiento de las bombas cayó en un 15%. Con la bajante, pueden obtenerse unos 25 mil metros cúbicos por hora. En algunas zonas periféricas de la ciudad, las más alejadas de las tomas, la presión del servicio se redujo. Desde la empresa recomendaron un uso racional.
La situación se agravó el martes a la noche, ya que una bomba extractora salió de funcionamiento por el excesivo sedimento que arrastran las cañerías. El desperfecto complicó la prestación del servicio en distintos barrios. En Assa expresaban ayer su inquietud ante la posibilidad de que la temperatura siga ascendiendo y llegue en lo que resta de la semana a los 30 grados, como se pronosticó. Eso, admitían, podrían complicar aún más el panorama.
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