Con una inversión de más de $30.000 millones, nace Agua para la Vida, un programa que busca recuperar en cinco años más de 28.000 hectáreas forestales en el Valle del Cauca, integrando el trabajo productivo de la comunidad.
La iniciativa, que cuenta con el aporte de las asociaciones de nueve cuencas de la región, el gremio azucarero e importantes organizaciones ambientales, surgió en el 2007, luego de cruzar inmensas extensiones de hortalizas y los pasos hídricos que la naturaleza celosamente ha formado para su aprovechamiento.
“La idea es fortalecer los planes de desarrollo rural de la zona, implementando un uso eficiente del recurso hídrico que se destina para el consumo humano y para el riego de los cultivos y el pastoreo”, según Claudia Calero, directora del departamento Ambiental de Asocaña.
Asimismo, “todos estos cultivos van a ser intervenidos por científicos con el fin de mejorar su productividad, siendo más eficientes con el uso de los recursos y con una agricultura más limpia”, afirmó Francisco José Lourido, presidente de la Sociedad de Agricultores y Ganaderos del Valle del Cauca, SAG.
De esta forma, la organización ambiental The Nature Conservancy, TCN, que adelanta proyectos ecológicos en el mundo, se vinculó a la iniciativa con una serie de investigaciones.
“Un equipo de más de mil científicos de Estados Unidos brindarán herramientas científicas a esta propuesta ambiental”, dijo Alejandro Calvache, representante en de TNC.
Líneas para la vida
A lo largo de la montaña que recubre los paisajes de El Cerrito y Palmira, caminos de alambres pintados de amarillo señalan los límites hasta donde los trabajadores del campo pueden extender sus cultivos y el pastoreo.
Estas divisiones amarillas, que se incluyen dentro de los objetivos de Agua para la Vida, reducirán la contaminación que llega a los afluentes.
En los caminos lineales también se sembrarán árboles endémicos, con todo el acompañamiento de la Corporación Autónoma Regional de Valle del Cauca, CVC.
“Las líneas amarillas simulan un semáforo que busca la prevención y el dar paso a la conservación de las cuencas”, explicó Margarita María Vallejo, directora ejecutiva de la Asociación del río Amaime, Asoamaime.
Y es que desde hace más de 20 años todas estas asociaciones de las cuencas vienen trabajando no sólo para cuidar la tierra sino también para garantizar el bienestar de sus familias.
En ese sentido se reduce también la necesidad de desplazamiento de los habitantes, por cuenta de las dificultades del agotamiento de los recursos.
Por ejemplo, más allá de los 2.000 kilómetros sobre el nivel del mar, hacia el norte del Valle, don Wilmar Gómez tiene siembras de mora. Y como líder de la Asociación del río Coronado, Asocoronado, reconoce las limitaciones de no contar con sistemas de riego adecuados y técnicas para hacerle frente al invierno.
Pero hoy, con el inicio de la intervención de Agua para la Vida, en éste y los demás ríos, se espera enriquecer el desarrollo sostenible de toda la región.
Las nueve cuencas a intervenir en los primeros cinco años del proyecto son: Nima, Tuluá-Morales, Amaime, Bolo, Frayle,Desbaratado, Palo, Zabaletas y Guabas.
Recursos de vida
El 9 de junio se lanzará Agua para la Vida en el Centro de Eventos Valle del Pacífico.
$3.300 millones son aportados por el gremio azucarero.
$4.000 millones destina la CVC para la iniciativa.
$500 millones entrega la organización ambiental TNC |
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