Mendoza es una provincia ubicada en una región de clima desértico, con escasas precipitaciones, razón por la cual depende del agua de deshielos para la subsistencia de sus habitantes.
Los tres oasis productivos crecieron junto a los ríos Mendoza, Tunuyán y Atuel, los que fueron regulados con diques a los efectos de evitar las graves consecuencias que solían provocar aquellos denominados “años secos” que provocaban escasas nevadas en la alta cordillera y, por ende, un bajo escurrimiento en las épocas estivales.
Además de embalsar agua, las represas fueron aprovechadas para la generación de energía eléctrica, lo que produjo paralelamente regalías hidroeléctricas para la Provincia, aunque en el caso del Atuel las mismas deban ser coparticipadas con La Pampa, como consecuencia del cuestionado decreto 1560/73.
Los ríos, en su trayecto desde la montaña y su curso por parte de la geografía provincial, arrastraban sedimentos que provocaban una impermeabilización “natural” en los cauces de riego. Sin embargo, el agua embalsada generó un fenómeno atípico para la provincia, denominado "aguas claras", que provocaron la desaparición de la capa de sedimentos en los cauces, una mayor infiltración y un ascenso de las napas freáticas que afectaron a grandes sectores productivos.
Una de las soluciones para enfrentar ese denominado fenómeno de “aguas claras” pasa por la posibilidad de impermeabilizar los canales de riego, a modo de evitar la infiltración producida por la pérdida de sedimentos. Pero se trata de inversiones importantes, como consecuencia de los miles de kilómetros con que cuentan los canales en la provincia.
En este aspecto, debe recordarse que el fenómeno fue denunciado hace años en San Rafael y se ha reiterado luego en zonas del Este y últimamente en el Norte, como consecuencia del embalse del río Mendoza en Potrerillos.
En ese marco, cobra importancia un proyecto de ley presentado en la Cámara de Senadores, por el que se contempla derivar las regalías hidroeléctricas que percibe la Provincia al Departamento General de Irrigación para la realización de obras que permitan terminar con el problema.
La iniciativa corresponde al senador sureño Aníbal Rodríguez, pero cuenta con el apoyo de varios de sus pares de distintas bancadas e impulsa la creación de un programa denominado “De Reparación de Cauces Afectados por las Aguas Claras”.
Hace referencia a Guillermo Cano, cuando defendió las regalías hidroeléctricas al indicar que “el Estado (Nación o Provincia) tiene derecho a compensación por el disfrute, dentro o fuera de ella, de sus recursos naturales” y señala que la percepción de regalías (hidroeléctricas) de las provincias están regladas por la ley nacional 15336, que establece que 12 por ciento del importe que resulte del precio de venta del kw en los centros de consumo, le corresponde a las provincias en cuyos territorios se encuentren las fuentes hidroeléctricas.
A modo de ejemplo, señala el proyecto que en 2007 el sistema Los Nihuiles reportó regalías a Mendoza por 5.133.745 pesos, siendo este monto la mitad de lo que debiera percibir como consecuencia de que debe compartirlo con La Pampa.
La iniciativa establece que el Departamento General de Irrigación será la autoridad de aplicación de la ley, organismo que deberá definir las acciones necesarias tendientes al cumplimiento del programa, para lo cual deberá efectuar un relevamiento de los cauces de los ríos, establecer el tipo de obras y priorización y los plazos de ejecución y vigencia.
Para el cumplimiento de ese programa, contempla el aporte de las regalías hidroeléctricas, los recursos que obtenga la Provincia de organismos de financiamiento nacional, los aportes que la Provincia obtenga del Estado Nacional en carácter de subsidio y los montos que se asignen específicamente en las leyes de presupuesto, entre otros aspectos.
Se trata de una iniciativa interesante en razón de que permitirá no sólo solucionar el inconveniente generado por los grandes diques sino también un mayor aprovechamiento del recurso hídrico y ampliar las zonas irrigadas.
En este aspecto, no debemos olvidar que esa falta de impermeabilización de los canales provoca que de cada diez litros de agua que salen de los embalses, sólo cuatro llegan a las plantas, porque el resto se pierde por filtración.
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