Hace exactamente trece años regresaba de Israel el gobernador Insfrán quien había viajado para participar de Agritech 96 la feria de maquinarias y de exponentes de las modernas tecnologías para la producción del mundo que se realiza en Tel Aviv y los centros científicos más importantes de ese estado de Medio Oriente en el marco de una visión que luego se vio replicada en Laguna Yema, específicamente en el CEDEVA.
Y una de las cosas que ponderó fue el hecho de haber visitado un lugar en el mundo donde se valora el agua en toda su dimensión, gota a gota.
Y en particular, el efecto útil que tiene en su utilización racional el sistema de riego por goteo. La precariedad del régimen de precipitaciones convierte a este sistema en una verdadera “niña mimada” de Israel.
Además, es el sistema que revolucionó la producción en el mundo ya que vino a convertirse en la respuesta que aguardaban los países con extensas regiones áridas o semiáridas.
Conversando con el por entonces ministro de Industria y Comercio, Jacob Tzur, fue posible advertir el modo como se meritúa lo argentino; acerca del aporte tecnológico israelita para fortalecer las cuencas lecheras bonaerenses y sobre la necesidad de que se aliente desde el estado al sector privado para que produzca más y mejor en el convencimiento de que la producción en estos tiempos es el mejor negocio.
Casi con la precisión de alguien que es oriundo de Formosa, el ministro Tzur habló esa vez de Laguna Yema y de los convenios de cooperación existentes en ese momento.
Sobre todo, hizo hincapié en la validez que tiene para estas regiones, que tienen similitudes con las israelíes, los sistemas de regadío producto del ingenio de los técnicos de ese estado y que revolucionaron la producción.
Sobre todo en los países y jurisdicciones donde los suelos áridos y semiáridos sed convierten en verdaderos condicionantes de los procesos de desarrollo y transformación.
Se congratuló porque Formosa se haya embarcado en la búsqueda de tecnologías que le permitiesen aumentar los rendimientos y la calidad de sus producciones.
Pero ese interés referido a Formosa, también fue expuesto por el asesor personal del por entonces primer ministro Simón Peres, Samuel Pohoriles, quien insistió acerca del valor de la tecnología de punta de Israel para modernizar la visión productiva.
Dijo esa vez que toda esta novedad estaba a disposición para garantizar los procesos de cambio culturales que se estaban dando en el campo del trabajo rural.
Admitió, además, que todo aquello que le muestre a los productores un destino mas expectante, debe ser aplicado ya que la estabilidad económica que se da en los países con políticas favorables a la productividad, debe ser aplicada para distender los hechos que ocurran en el campo social.
Muchas de las experiencias recogidas en Medio Oriente se fueron aplicando en los CEDEVA, en el PAIPPA y en otras formas de producción y comercialización primaria en la provincia.
Pensaba Insfrán en la significación que tendrían todos estos adelantos para la formación integral de las nuevas generaciones de formoseños. Y a la distancia tambien pergeñaba planes y programas que condujesen a los jóvenes, sobre todo, a profundizar sus conocimientos para un manejo preciso de las actividades productivas lugareñas y las que surjan como consecuencia de un diagnóstico realista sobre las posibilidades de Formosa.
También percibía como útil la necesidad de que se fortalezcan sus sentimientos raigales por la comunidad y por el sentido de asociatividad con lo cual se puede derrotar al escenario de desarraigos, éxodos y desapegos de sus pueblos así como también vencer con las herramientas culturales del sentido de pertenencia y del patriotismo, tan arraigado en los israelíes, sumado ello a lo atinente a transportes y, sobre todo, acerca de la organización rural.
La capacidad creativa y las ventajas del conocimiento quedaron a la luz en los sitios visitados, como elementos que traccionan el desarrollo pleno de lo primario e industrial.
En Israel aparecieron dos elementos clave como para interpretar que se estaba frente a un proceso transformador excepcional: el trabajo como religión y un acendrado patriotismo.
Son valores sobre los que ha ponderado permanentemente en Formosa el actual mandatario ya que, sobre todo en lugares donde asedian las limitaciones naturales y las restricciones materiales, la cultura del esfuerzo y del trabajo es la herramienta más eficaz para sobrellevarlas.
EL AUMENTO DE LA PRODUCCIÓN
Al decir de David Verveer, el estado permanente de guerra ejerció en la agricultura una influencia notable.
Ante el peligro que implicaban las acciones terroristas, Israel consiguió el desarrollo de los sistemas de riego por control remoto que exportó por el mundo, con lo cual demostraba el modo como se podía utilizar de mejor manera y con economicidad el limitado recurso hídrico disponible.
Aunque también hubo otros avances significativos que permitieron intensificar la agricultura, la horticultura y la acuacultura de manera de estar cada vez menos dependientes de las importaciones.
Y uno de los ejemplos que quedaron en las retinas de los integrantes de la delegación formoseña y que alentaron la confianza de que se podía generar aquí un proceso revolucionario fue lo que consiguieron con el desierto del Neguev ya que sus dominios áridos y semiáridos se convirtieron en una verdadera fuente de producción de alimentos a través de la utilización de métodos novedosos que tuvieron como eje a los institutos universitarios creados especialmente para atacar ese grave problema de la geografía israelí.
El criterio con el que se encaró ese proceso de consolidación productiva no solamente estuvo sustentado por el hecho económico en sí. También tuvo que ver con el ejemplo para las nuevas generaciones en el sentido de crearles conciencia sobre lo negativas de las prácticas irresponsables de erosión de suelo, la contaminación de las fuentes de agua, la explotación de los recursos naturales, la destrucción de la flora y la fauna silvestres.
Allí se descubrió la "acuacultura" como actividad fundamental ya que se dedica a lo que también se comenzó a inculcar a los productores a partir de excelentes ensayos realizados en campo: la piscicultura de granja.
EL VALOR DEL AGUA
Jacob Tzur decía que el agua es vital para la existencia de Israel que es uno de los pocos países del mundo que utilizan la totalidad de los recursos hídricos disponibles, lo que les da una dimensión real de su escasez y de la alta responsabilidad comunitaria puesta al servicio de su aprovechamiento racional y responsable. Aproximadamente se dispone de unos 50 millones de metros cúbicos de agua que se reservan para la utilización doméstica.
Para el uso adicional, los recursos hídricos provienen del mar y de las aguas servidas.
Consignaba Tzur que Israel reutiliza el 60 por ciento de sus aguas domésticas para el riego agrícola, previamente tratadas.
La proporción, en 1996, no es aún más alta, o por lo menos no lo era en ese momento de la visita, en razón de la gran distancia entre las fuentes urbanas de aguas servidas y el destinatario final, es decir el productor agrícola.
Contemplaban resolverlo con la construcción de tuberías de abastecimiento de aguas de alcantarillados.
La mayor parte del agua servida es generada en la región costera de Israel mientras que los usuarios naturales están a una distancia de entre 100 y 150 kilómetros de allí.
Tanta es la importancia del agua servida que Israel cuenta con un proyecto estatal para abordar la cuestión en su programa nacional de trabajo.
Es que se esperaba que las aguas servidas, tratadas, se convirtiesen en la principal fuente hídrica para la agricultura. Por entonces, se utilizaban 1.200 millones de metros cúbicos de agua -1.000 millones de agua potable y 200 millones de recicladas –una cifra que les preocupaba ya que si seguían transfiriendo otros 50 millones de metros cúbicos de agua potable de uso doméstico a la agricultura se verían frente a un déficit hídrico anual y a un sobredimensionamiento del sistema de alrededor de 50 millones de metros cúbicos de agua.
LAS AGUAS RECICLADAS
Desde el punto de vista económico y político se intentaba equilibrar esa ecuación aumentando el costo del agua potable y reduciendo el del agua reciclada a efectos de crear una clara distinción, según apuntaba Ttzur, entre las dos fuentes hídricas y generar, de ese modo, una preferencia atractiva entre los agricultores por la utilización de las aguas recicladas.
Se buscaba reservar el agua potable para aquellos cultivos que fuesen económicamente rentables a pesar del alto costo del recurso.
El desafío que planteaba el ministro por entonces era crear sistemas más efectivos y económicos de reciclado de aguas servidas para reducir aún más el déficit hídrico y el impacto sobre el medio ambiente.
Autor: POR JUSTO L. URBIETA
|
|
|