"Estamos viviendo una situación muy complicada, no sólo acá, sino también en todo Patagones", consideró el presidente de la Asociación Agrícola Ganadera de Villalonga, Raúl Haure.
"Hay gente que todavía puede `aguantar' un poco más, porque le queda algún dinero para comprarle comida a los animales, pero otras personas ya perdieron todo", manifestó.
El titular de la entidad agropecuaria señaló que lo que queda de ganado se está vendiendo a un precio "lamentable".
"Si el dia de mañana hay que reponer a los animales, el esfuerzo para el productor será mayor. Además, tenemos otro agravante y es que el río Colorado oficia como barrera sanitaria, por lo cual no podemos entrar con hacienda desde allá para acá", indicó.
En cuanto a la siembra de trigo, Haure señaló que ya está todo perdido.
"Es tarde, la sequía es muy grande y no hay perspectivas de lluvia", dijo y agregó que el desánimo de los productores es muy grande.
"Son personas que toda su vida vivieron del campo y hoy no lo pueden seguir haciendo; de hecho, muchos ya los cerraron y se fueron a vivir al pueblo", explicó.
El titular de la entidad comentó que la falta de lluvia generó un cambio drástico en el medio ambiente. Tanto, que muchos de los caminos que llevan a los campos están tapados de arena.
"Ir a la zona de secano es desolador", reflexionó. En cuanto a la ayuda por parte del gobierno provincial, Haure señaló que no alcanza y que el éxito depende de muchos otros factores.
"¿Qué créditos van a obtener los agropecuarios para producir o para la reconversión de hacienda si no hay pasto para alimentar a los animales y no se puede sembrar?", se preguntó.
"Tenemos un sector de gente en el que hay que comenzar a hacer contención social, porque hay algunos no tienen ni siquiera dinero para sobrevivir".
Recuperación
El dirigente se esperanzó en que la situación se revierta climáticamente, aunque aseguró que se tardaría por lo menos dos años para recuperar los campos.
"Es un realidad que nos amarga", dijo.
Si bien definió a la zona de riego como una "salvación" por la mano de obra que requiere, advirtió que no está pasando un buen momento, ya que la cebolla no tuvo precio.
"Por suerte, en Villalonga siempre hay trabajo. En cambio, de lástima ver como está Stroeder", comparó.
El llanto de los hombres
Raúl Haure comentó que junto a la gente de Stroeder están trabajando para buscar herramientas que atenúen la situación.
"Hay veces que nos juntamos con productores grandes, quienes, directamente, se ponen a llorar. Lo peor y más triste es que no podemos darles una respuesta o una ayuda concreta, es imposible", opinó.
"¿Esperanza? Eso nunca se pierde. Claro que hay que tenerla. De hecho, cuando el cielo está nublado nos ponemos contentos y miramos para arriba, tal vez por las mismas ganas de que llueva.
"Sin embargo, en caso todos los casos nos quedamos con las ganas. Ojalá precipite lo antes posible para que por fin se pueda sembrar trigo el año que viene", concluyó Haure. |
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