La construcción del puente Rosario-Victoria, dice un informe de Salud, derivó en una modificación de la hidrodinámica del río y su planicie de inundación por el efecto barrera de la construcción de los terraplenes, que divide el valle fluvial, interrumpiendo el corredor biológico de los humedales de esta zona “con consecuencias desconocidas”.
Al respecto, señala que se han formado áreas de recreación alrededor de los puentes, y además, la construcción de caminos sobre las islas a partir de estos accesos, “es una puerta para el ingreso de gente a zonas naturales antes casi inaccesibles”.
Luego apunta que “la experiencia demuestra que ha sido incontrolable para los gobiernos provinciales y municipales que no han sido capaces de compatibilizar este uso con la preservación y cuidado de las mismas. Un explosivo aumento del parque náutico, desmontes, generadores de energía, equipos de sonido, residuos y excretas están atentando contra la calidad del agua, suelo y aire y la biodiversidad del ecosistema de humedales”.
IMPACTOS. Esa obra tuvo un primer impacto en la población de roedores, entre otras especies, que ya no encontraron hábitat propicio, agrega el informe.
Las lluvias registradas de marzo a abril de 2007, con el desborde de ríos registrados en distintos lugares de la provincia, afectó a diferentes ciudades, y provocaron una emergencia por inundaciones, que obligó al desplazamiento de especies (entre ellos, roedores) hacia zonas que ponen en riesgo la salud humana.
Luego, los incendios de pastizales producidos en el Delta del Paraná, en abril de 2008, “pusieron en riesgo ambiental a la flora y fauna de la zona, alterando el equilibrio ecológico e impactando además en la salud de los pobladores. Uno de esos desequilibrios ecológicos se ve en el riesgo de migración de roedores hacia las zonas urbanizadas”.
El primer brote de hantavirus, una enfermedad que producen las ratas, se registró en 1993, en el sudoeste de Estados Unidos.
Argentina es el país con mayor casuística acumulada de las Américas. “Si bien puede deberse a una mejora en la detección de casos, también se relaciona con el crecimiento de los factores de riesgo de emergencia de hantavirus. Los ejes de transmisión de hantavirus están integrados por provincias que comparten características eco-epidemiológicas, sin que hayan sido exhaustivamente caracterizadas las condiciones en que se da la transmisión”, plantea el informe.
Las tres áreas endémicas de la Argentina afectan a 10 provincias:
Zona Norte: Formosa, Jujuy y Salta;
Zona Centro: Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba y Buenos Aires;
Zona Sur: Rio Negro, Chubut, Neuquén.
REALIDAD LOCAL. Entre fines de 2001 y principios de 2002 en Victoria se investigó un brote en el que se identificaron 4 casos de hantavirus.
Luego, en 2004 se registraron otros 7 casos en la provincia, y uno de la localidad de Florencio Varela, en Buenos Aires. Los 8 pacientes estuvieron expuestos en Entre Ríos, 6 en Islas de Victoria (Arroyo Pantanoso, laguna Ramos, I. Los Toldos), uno en una zona peri-urbana de Concepción del Uruguay y uno en zona peri-urbana de Gualeguay. En su mayoría fueron hombres con una mediana de 19 años y una letalidad del 12.5 %. Solamente el paciente oriundo de Buenos Aires fue atendido en su provincia.
En 2006, se confirmaron 5 casos, cuyas localidades de exposición fueron Islas de Las Lechiguanas de Gualeguay (1), zona rural Viale de Paraná (1), zona rural de Rosario del Tala (1), Isla Charigüé de Victoria e Isla La Rosita de Victoria (2), el 80 % de sexo masculino, con una mediana de edad de 26 años y una letalidad del 80 %. La atención en salud presentó derivaciones a la provincia de Santa Fe (Rosario) en 3 de los casos.
En 2007, hubo 6 casos confirmados, con exposiciones probables en E. Carbó de Gualeguay (1), Villa Paranacito de Islas de Ibicuy (3), Los Robles de Gualeguaychú (1) y Rincón de Nogoyá de Victoria (1), en su mayoría hombres con una mediana de edad de 39 años y una letalidad del 33.33 %. La atención en salud mostró derivación a 2 hospitales de la provincia de Buenos Aires.
En 2008 se detectaron 4 casos, con exposiciones en islas Rincón de Nogoyá de Victoria (1), zona de islas de Gualeguay (2), isla La Gallina de la provincia de Santa Fe (1) oriundo de Diamante y un paciente de Reconquista provincia de Santa Fe con exposición en una Reserva natural en islas de Victoria, todos de sexo masculino cuya mediana de edad fue 24 años y la letalidad del 60 %. Presentó una derivación en salud de un paciente al Hospital Provincial de Rosario, en Santa Fe.
La distribución de casos de hantavirus en los distintos departamentos de Entre Ríos en la década que abarca los años 1998 a 2008 con 28 casos acumulados.
Emergentes y reemergentes
Las enfermedades infecciosas emergentes son aquellas recién descubiertas, de aparición novedosa. En los últimos 20 años se han descubierto más de 30 nuevos gérmenes productores de nuevas enfermedades o síndromes. Entre éstas, se ubica el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida. Pero también el hantavirus. En tanto, se denomina enfermedades reemergentes a aquellas que se suponía controladas, o casi erradicadas, y que vuelven a constituirse en serias amenazas a la salud de la población, en brotes epidémicos. Entre éstas, está el dengue.
Un tirón de orejas
¿Qué pasará durante el invierno, cuando los mosquitos se esfuman y el temor al dengue se disipa con las bajas temperaturas?
En Salud aseguran que el trabajo preventivo continuará, aunque tomará una nueva forma: se apuntará a los municipios, con la pretensión de que agudicen los controles e impulsen medidas tendientes a la descacharrización, esto es a la eliminación de los criaderos del mosquito.
“Lo fundamental es cortar el ciclo del mosquito. El mosquito se aprovecha de lo que nosotros le dejamos para seguir con su vida. Si dejamos los recipientes hasta el verano que viene, el mosquito sigue su ciclo de vida. Pero haciendo concientización, eliminando criaderos, se baja la población de mosquitos. El mosquito vuelve porque lo dejamos volver”, dice Silvina Saavedra, titular de Zoonosis. A su vez, Pablo Basso, titular de Epidemiología, contó que la idea es comprometer a los municipios. “Y para eso estamos trabajando en un plan integral de erradicación de los criaderos, que irá acompañado con una herramienta legal, que mandaremos a la Legislatura. Queremos que ese trabajo se lleve a cabo por obligación legal”, apuntó.
“No decimos que los municipios no hagan saneamiento –especificó Basso—. Pero quizá el saneamiento se haga más por una cuestión estética que con la mirada sanitaria. Queremos cambiar ese paradigma. Que todas las tareas de saneamiento, tengan esta mirada sanitaria. Cuando recojan la basura, que la depositen luego en un basural a cielo abierto, donde va a haber ratas. Hay que completar la cadena. No sólo basta con sacar la bolsita del frente de la casa, sino que la disposición final sea segura, y no que sea criadero de animales que transmitan enfermedades”.
—En Paraná está la cuestión de los arroyos. ¿Es otro riesgo?
—Los arroyos son lugares donde se junta basura. Pero además, cuando llueve, como pasó en marzo, desbordan y entonces provocan inundaciones, y dejan un clima de humedad, clima propicio para que la leptospira quede durante un tiempo. Y por ahí pasa una persona con el pie descalzo, y se contagia, por más que la rata ya no esté más. Eso provoca que haya aumento de leptospirosis.
—Además tenemos el problema de los perros sueltos. ¿Es otro foco?
—En muchos lugares, como en Paraná, la cantidad de perros sueltos, vagabundos, se convierte en un problema. Y así como las personas, los perros también se contagian de leptospirosis. Lo distinto del perro es que sigue eliminando y contaminando lugares. El perro no hace un cuadro de enfermedad, y sigue desparramando leptospira.
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