Hacía frío y una tenue garúa pintaba de gris la tarde del jueves último. Pero el clima no evitó que algunos pobladores se acercaran al acceso sur del pueblo para ser testigos de un momento histórico para la comarca, es que desde el acueducto proveniente de la ciudad de Frías por primera vez empezaba a salir a borbotones agua cristalina, el tesoro más preciado y esperado por las familias de la zona.
“Ni bien supe de la noticia traje a mis hijos, Guadalupe y
Marcos, para que vieran este suceso que es muy importante para nosotros”, fueron las palabras emocionadas de Marcela de Rivero, quien con cierto brillo en sus ojos comentaba a EL LIBERAL la fuerte sensación que le cabía al ver la llegada de este vital elemento tan añorado por esta localidad.
Así como este testimonio surgieron otros tantos del mismo tenor. Traen consigo el mensaje de privilegio otorgado a aquellos que tienen la dicha de observar este sueño hecho realidad. Pues el sufrimiento de todo un pueblo ante esta carencia fue el común denominador de tantos años, donde anteriores gobiernos dejaron de lado esa necesidad mediante vanas, incompletas y falsas promesas.
Con relación a esta instancia, la obra ingresa en un período de prueba. Esto fue promocionado por los operarios de la Dirección de Obras Sanitarias de Santiago del Estero (Diosse) desde el lunes pasado, donde alertaron a la comunidad que por espacio de dos semanas “se efectuaría limpieza, higiene y desinfección de los conductos. Por este motivo la gente se debía abstener al consumo de agua. Se recuerda que durante este lapso se utilizará hipoclorito de sodio (cloro) para la ejecución de estas tareas”.
Pasado ese tiempo, el mismo personal informará cuándo estarían en condiciones de beberla. Lo cierto es que la brecha de reivindicación con el pueblo choyano dejó de ser, mediante este acueducto, una cuenta pendiente para dar paso a un futuro promisorio.
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