Los diferentes equipos que formarán parte del satélite argentino SAC-D ya están en los flamantes talleres de Invap, donde tendrá lugar su ensamble y puesta a punto final. Luego el satélite viajará a San Pablo, Brasil, donde se efectuarán las pruebas finales previas a la puesta en órbita, prevista para el 22 de mayo del 2010, en Estados Unidos.
Ayer llegaron a esta ciudad más de 5 toneladas en equipamiento. El imponente avión C17 Globemaster, de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, aterrizó en el aeropuerto local a las 15.10. Transportó varias cajas con instrumentos y equipamiento destinado al cuarto satélite argentino de la serie SAC, provenientes desde Pasadena, California.
Durante dos horas, personal de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) coordinó todos los detalles para el desembarco y traslado de la millonaria carga hacia la nueva sede de Invap, ubicada en la ruta de ingreso a Bariloche. Las maniobras incluyeron dos camiones de gran porte y equipos de carga de la empresa cordobesa Gefco.
El principal socio de la Conae en este proyecto es la National Aeronautics and Space Administration (NASA), de Estados Unidos, que aporta los servicios de lanzamiento del satélite y el instrumento Aquarius. Una decena de técnicos norteamericanos y el director del proyecto, Amit Sen, trabajan hace varios días en Bariloche.
Por sus características este satélite argentino constituye un observatorio espacial para el océano, el clima y el medio ambiente, ya que combina diferentes tecnologías para la observación de la tierra, como ser cámaras ópticas y térmicas y radiómetros de microondas. También lleva instrumentos para estudios de la atmósfera y el espacio (para el monitoreo de desechos espaciales) y sistemas de colección de datos.
El SAC-D tendrá ocho instrumentos de alta complejidad, con la capacidad de ser combinados entre sí, para analizar la información sobre la superficie terrestre (tierra y agua), la atmósfera y el espacio exterior cercano.
El equipo de mayor tamaño es el Aquarius, con un reflector, en forma de antena parabólica, de 3 metros de diámetro.
El SAC-D tendrá otros siete instrumentos de medición. Dos fueron fabricados en Francia e Italia y cinco se están construyendo por científicos de la Conae:
- Un radiómetro de microondas, para determinar la velocidad del viento, precipitaciones, distribución de hielo marino y contenido de vapor de agua.
- Una cámara infrarroja de nueva tecnología, para monitoreo de fuegos y volcanes y temperatura superficial del mar.
- Una cámara de alta sensibilidad, para monitorear tormentas eléctricas, detección de embarcaciones y para monitoreo de la cobertura de nieve.
- Un sistema de colección de datos, para reunir informes meteorológicos y parámetros del medio ambiente, provenientes de estaciones meteorológicas de la tierra.
- Un paquete de demostración tecnológica, para determinar la posición del satélite y su velocidad.
En Bariloche se harán el armado y el ensamble
En los próximos meses los técnicos de Invap y los restantes organismos que intervienen en la construcción del satélite finalizarán las tareas de armado y ensamble.
La mayoría de los trabajos tendrá lugar en la sala de integración del nuevo complejo de Invap, en la ruta de ingreso a la ciudad.
En primer término se llevará el control de los equipos transportados y luego se procederá a la integración eléctrica preliminar del instrumental del satélite y se verificará el correcto funcionamiento, tanto del Aquarius como de los demás equipos. Los técnicos explicaron "que todo traslado implica movimientos y hay que verificar el estado de cada equipo".
A continuación será el turno de la integración mecánica y eléctrica de otros instrumentos y equipos. Finalmente se realizarán ensayos funcionales del satélite completamente integrado, que están previstos para el mes de octubre.
El satélite permanecerá en esta ciudad hasta noviembre, para luego ser enviado al INPE, en Sao José dos Campos (Brasil) donde será sometido a distintas pruebas de vibración, atmosféricas y térmicas, y en abril será trasladado a California para su lanzamiento, programado para el 22 de mayo de 2010.
El satélite SAC-D esta compuesto por la "carga útil", constituida por las cámaras de teleobservación y los ocho instrumentos científicos, de los cuales el más "imponente" es el Aquarius, que da el nombre al proyecto.
La denominada "plataforma de servicios" del satélite, que mantiene los equipos en funcionamiento, da energía a las cámaras e instrumentos científicos y contiene los dispositivos para la comunicación con la estación terrena de la Conae en Córdoba para bajar datos y recibir comandos, es el segundo segmento de mayor importancia.
Actualmente la plataforma de servicios, a cargo de Invap, se encuentra en la fase final de construcción, lo cual significa que ya están construidos y calificados (en condiciones de volar en el satélite) gran parte de los equipos.
En el desarrollo, construcción y puesta a punto de estos equipos y sistemas intervinieron varios organismos científicos argentinos, como la facultad de ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata y la Universidad Tecnológica Nacional. También participan el Instituto Argentino de Radioastronomía y el Centro de Investigaciones Ópticas (ambos del Conicet) y empresas de base tecnológica, como la DTA y Consulfrem.
"En una semana relevará los océanos"
Daniel Caruso es el director del proyecto por la Conae. En diálogo con la prensa explicó que el presente es "el cuarto satélite argentino de la serie SAC (Satélite de Aplicaciones Científicas)". "El primero, con la sigla "A", pesaba 80 kilogramos, el segundo 200, el tercero casi 500 y el presente, "D" alrededor de 1.400", sostuvo.
El SAC-D permitirá estimar por primera vez la salinidad de mares y océanos en forma global, ya que hasta ahora sólo se conocía mediante mediciones realizadas puntualmente, mediante embarcaciones y boyas.
Caruso afirmó que "la importancia de medir la salinidad radica en que sus contenidos influyen en el cambio climático y desempeñan un papel protagónico en el ciclo hidrológico de evaporación y precipitación". Cabe recordar que el 70% de la superficie terrestre está formada por aguas (en su mayoría por los océanos, que son salados), por lo cual su evolución es fundamental para analizar el clima a nivel global.
"Hasta ahora esto fue relevado con barcos y aviones, y en 35 años de estudio apenas si tenemos un mapa oceánico con menos del 20% de la información. Con el Aquarius tendremos relevado todos los océanos en la primera semana", señaló.
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